Era como si Lucerys estuviera en una niebla, recordó que estaba gritando y sollozando cuando los guardias lo alejaron de Aemond, tratando desesperadamente de alcanzarlo; el camino al Gran Salón de Driftmark era borroso y sin importar lo que hiciera, parecía que no podía concentrarse. Jace lo guiaba por el codo mientras Baela y Rhaena los seguían.
Lucerys sabía lo que sucedería a continuación, si no actuaba, esto terminaría con más acusaciones y paranoia en ambos lados si no avanzaba con cuidado. Como se dice, esta elección podría ser para bien o mal en ambas familias.
Se sintió como una eternidad antes de que trajeran al maestre para atender la herida de Aemond. El joven príncipe apenas miraba a nada ni a nadie, observó cómo el maestre comenzaba su trabajo de coser la herida mientras la reina se cernía sobre su hijo con preocupación.
"Curará, ¿no es así, Maestre?", Alicent le suplicó al anciano mientras terminaba su trabajo.
"La carne sanará, pero el ojo se perderá, Su Majestad", dijo el maestre con su tono neutral.
La reina miró a su hijo mayor.
"¿Dónde estabas?", exigió a un Aegon confundido.
El príncipe trató de responder, pero fue en vano, cuando la mano de la Reina golpeó a Aegon por no estar allí, Lucerys se estremeció como si lo hubieran golpeado a él, su único crimen fue que estuvo metido en su copa cuando todo esto sucedió.
Su ira y consternación estaban espesas en el aire y pudo ver que exigía sangre por lo que le sucedió a su hijo.
Muy pronto, Lord Corlys y Rhaenys irrumpieron en el salón, se posaron al lado de sus hermanas, seguidos poco después por su propia madre con su futuro padre Daemon pisándole los talones; Rhaenyra corrió hacia sus hijos y sus suaves manos se movieron sobre el rostro de su niño, Lucerys ahí recordó su nariz rota, apenas sintió el dolor, solo permaneció en silencio y observó.
La habitación estalló en discusiones y peleas entre los niños hasta que la voz de su abuelo se elevó con agitación.
"¡Silencio!", el rey gritó con todo lo que pudo reunir, y la sala quedó en silencio con anticipación.
Antes de que Jace pudiera susurrarle a su madre sobre el insulto, Lucerys se adelantó para elegir su momento, la pelea que deja a su madre mutilada por la mano de Alicent no sucederá, no si él puede hacer algo al respecto.
"Y-yo", su voz tembló cuando todos lo miraron, un niño pequeño parado frente al rey del Trono de Hierro, "Fue mi culpa", dijo firmemente.
"Oh, Luke, mi amor, no, no", su madre trató de arrullarlo, pero él se alejó dando pasos calculados hacia Aemond y la Reina.
"Luke, nos llamó-", siseó Jace.
"Estábamos peleando porque Aemond reclamó a Vhagar, todos se enojaron y luego empezamos a pelear, Aemond solo se estaba defendiendo, pero... Intentó lastimar gravemente a Jace, en eso, agarré el cuchillo y lo corté tratando de proteger a mi hermano, aun así... no fue mi intención, no quería lastimar tanto a tío Aemond", dijo Lucerys bajando su mirada.
Alicent se burló de las palabras del más pequeño y lo miró, sus nervios ya se estaban agotando. Lucerys, la miró directamente a los ojos, a sabiendas que fueron sus palabras las que hicieron que su tío los llamara bastardos, era su veneno, pero no del todo; su piel se erizó al saber que Otto Hightower estaba cerca observando en silencio con su vista fija en él.
"Si alguien debe ser castigado, Su Majestad, debería ser yo, soy el que cegó a mi tío, hay una deuda que debe ser pagada", Lucerys se mantuvo erguido, haciendo todo lo posible por no encogerse de miedo ante los rostros que se cernían sobre él, sus manos temblaban al pensar en lo que la Reina quería al final.
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Rueda del tiempo y de la luz
De TodoLucerys Velaryon ha muerto y con ello comienza la Danza de los Dragones... ¿Pero fue realmente el final para él? Desde la muerte, un ser le concedió a Lucerys una segunda oportunidad en la vida; para evitar la guerra y evitar que su familia se desmo...