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Personas iban y venían con rapidez y desesperación

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Personas iban y venían con rapidez y desesperación. Tenían que terminar de cargar los Jets con la cocaína, cannabis, heroína y metanfetamina suficiente, justamente lo que habían acordado con el cartel de Sinaloa a cambio de la libertad de uno de los suyos.

Lionel estaba perdiendo la paciencia, y el que su padre le presionara, solo empeoraba las cosas.

—Lionel, te dije que esto tenía que estar listo anoche —bufó Jorge con molestia.

—Anoche no estaba en mis cinco sentidos, pa —respondió Lionel, ya cansado de los regaños de su progenitor.

—Que sea la última, Andrés —añadió para retirarse después.

Lio suspiró con alivio.

—Mirá que ya está todo listo, eh. Ya podés abordar el jet —avisó Sergio, su mano derecha.

— ¿Es seguro el aterrizaje, Kun? —preguntó Lionel con cierta desconfianza.

—Sí, sí, vos tranquilo. Andá nomás. Joaquín nos dijo que sus hombres te iban a escoltar hasta su casa, allá en la Ciudad de México —explicó con voz firme—, pero no te preocupés, Dibu está al frente de tus escoltas. Sabés que no pueden tocarte ni un pelo.

Lionel asintió, más seguro ahora. Era cierto lo que su fiel amigo le decía, el terreno argentino era de suma importancia para Joaquín Guzmán, más aún cuando tenía familiares bajo el cuidado de la familia Messi. Pero la traición del Cartel de Sinaloa no era lo que le preocupaba, era más bien que algún cartel enemigo los atacara, pues Lio no tendría la gente suficiente para defenderse.

— ¿Sabés si Rodrigo está bien? —cuestionó, no atreviéndose a revelar su verdadera preocupación.

—Sí, sí, estoy en constante comunicación con él, está bien —respondió, esperando aliviar la presión en Lionel.

—Bueno, mientras esto valga la pena...

Rodrigo de Paul había sido atrapado por el cartel de Sinaloa seduciendo a una sobrina de Joaquín, cosa que no le pareció al líder del cartel, por lo que lo retuvieron impidiendo que volviera a Argentina. Habían quedado en un acuerdo: doscientos kilogramos de Cannabis, doscientos de Cocaína, trescientos de heroína y trescientos de metanfetamina a cambio de la libertad del argentino. El chiste de Rodrigo había salido bastante barato, a decir verdad.

Sin más, subieron al jet que abordaría Lionel, junto con Sergio, Emiliano y sus escoltas personales. Minutos después del despeje, Lio recibió una llamada de su madre.

— ¿Qué pasó? —respondió una vez descolgó el celular.

—No te despediste de Anto, mi amor —dijo ella, con una fingida calma.

—No... No lo vi necesario, no pienso establecerme en México, ma.

Leo, no seas así con ella... Se van a casar...

Ellipsism || Mechoa AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora