Si me tomas de la mano
puedo afrontar mi dolor.
Puedes meter el fuego por mis venas
y cubrir de hielo mi cuerpo.
Sufriré
la crueldad del escalofrío y del temblor.
Puedo probar el hierro y el azufre,
puedo sentir mi boca reventar
y el escozor
de mis labios, bajar por mi garganta.
Si me tomas de la mano
puedo partirme en dos.
Puedo darle permiso
al león que me muerde con rabia las entrañas
para que si así lo quiere
me arranque a dentelladas
hasta el alma.
Porque no temo morir,
puedo llorar y gritar, pero lo asumo.
Lo que no puedo aceptar
es la obscuridad y el sinsentido amargo
de dejar de respirar
sin que me tomes de la mano.