María

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     María, hoy casi puedo verte,

me gusta imaginarte,

bañada por la luz

y por la brisa de la tarde.

Así, caminas rápida,

y puedo comtemplarte

mientras el sol danza

con tus cabellos, mecidos por el aire.

Me gusta sentir, María

que estás en todas partes,

en un pequeño pueblo malagueño

donde vives, pero puedes transportarte

a Madrid, donde mi amada sufre

a Barcelona, donde mi cuerpo arde.

Me gusta saber que estás conmigo,

con Miriam, que tú estás donde falte

un poco de cariño y de ternura,

sin que nunca nos rechaces.

Y aunque fuera lo último que hiciera

me gustaría abrazarte y abrazarte.

Y te has vuelto tan insustituíble,

que ahora para mí eres importante,

tanto, María, como el azul del cielo,

de tu cielo, cuando caminas por la tarde.

Entre la tierra y el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora