➳ Capitulo 31 - Luna.

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Enid no le había dirigido la palabra desde que despertó después de un profundo sueño. Al principio creía que se debía por el sedante, pero la Alpha salió de la habitación sin siquiera mirarla. Se había quedado estática en la cama, sin conocer el verdadero motivo, oh bueno, quizá sí.

Enid seguro esperaba una explicación salir de sus labios. Una muy buena explicación, y ella ya no podía ocultarle nada.

Escuchó unos ligeros golpecitos en la puerta, y a Yoko asomando su cabeza para mirarla. Ambas compartieron una pequeña sonrisa, y la Beta se adentró a la habitación junto a una mujer de mediana edad, tal vez entre los treinta. Caminaba con una expresión seria, un maletín entre manos y esa fachada de doctora profesional.

-¿Cómo te sientes, Mer? -preguntó Yoko, manteniendo una distancia apropiada de la doctora para no estorbar.

La mujer le pidió quitarse la blusa para cambiar las vendas de su estómago, a lo cual con una mueca de incomodidad, Merlina obedeció. Era extraño estar tan descubierta frente a alguien que no sea Enid.

-He estado mejor -se limitó a responder.

-Tranquila, Bianca ha hecho un remedio natural para que la herida cicatrice más rápido. Estarás como nueva para la Ceremonia.

Sentir la herida al descubierto cuando la doctora quito la venda, le causo un estremecimiento de pies a cabeza, cerró sus ojos con fuerza para contener un gemido de dolor y alertar a Enid. Ya había tenido suficientes preocupaciones, y se estaba cansando de portarse tan inconsciente, mostrarse tan débil, como un blanco fácil.

-Creo que quién debería estar mejor es Enid -asumió de inmediato, bajando la cabeza un poco avergonzada-. Hoy es su día, y tuve que arruinarlo.

-Hey, no digas tonterías. No arruinaste nada -consoló la Beta, brindándole una sonrisa-. Además, Enid está bien. Ambas lo están, y eso es lo importante.

-Por lo menos hasta que cometa otra imprudencia -gruñó Merlina, haciendo una mueca de dolor al sentir una mezcla pegajosa que la doctora esparcía por sobre las puntadas, seguro el remedio casero de Bianca.

-Mer...

-Es la verdad, Yoko -contradijo-. Siempre suelo ser algo impulsiva, creo hacer lo correcto pero termino por joder todo, como ahora. No quiero ser tan dependiente de Enid, no quiero que siempre se preocupe por mí, porque significa que piensa que no soy lo suficiente...

-¡¿Acaso te escuchas?!

Incluso la misma doctora se sobresaltó al escuchar el grito de Yoko, pues hasta entonces habían mantenido la discusión a un tono moderado. Merlina la miraba con ojos muy abiertos y confundidos, el aliento atorado en su garganta. Jamás recordaba que la Beta la hubiera levantado la voz de esa manera.

-Perdóname si no soy capaz de seguir la lógica de tu argumento, pero no tienes idea de como era Enid antes, no sabes como ha cambiado ahora que estás aquí, ahora que al fin te encontró. ¡Por supuesto que le preocupas! Encontrar a tu pareja con la que compartirás el resto de tu vida es una sensación increíble, y terrorífica a la vez, porque sabes que darías cualquier cosa por ella. Eres una humana en este ambiente lleno de hostilidad, viviendo en constante peligro, rodeada de cosas que a veces simplemente sobrepasan los limites de la cordura. Pero tienes a Enid, y Enid te tiene a ti. Ella sabe cuál difícil y nuevo es todo esto para ti, ella intenta ser mejor para ti y realmente controlarse contigo. Ella enserio lo intenta, Merlina. Es normal que cometas este tipo de errores, porque apenas estás aprendiendo como funcionan las cosas entre manadas. Estás llevando sobre tus hombros un puesto con una enorme responsabilidad que jamás creíste tener que llevar, y Enid lo entiende, pero a ella la han criado con este propósito desde que nació. Te ofreció el camino sencillo y marcharte en su tiempo, pero tú decidiste quedarte. Fue tú decisión. Así que puedes seguir aquí quejándote conmigo sobre lo mal que lo haces, sin notar las cosas buenas que has logrado... O puedes ponerte de pie, he intentarlo de nuevo.

➳ LUNA ➳ ღ WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora