➳ Capitulo 38 - Pedazo por pedazo.

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Los días pasaban, y se convertían en semanas. Las viviendas estaban recién terminadas, y el territorio se había expandido. Y para desgracia de Enid, no tenía idea de a qué costo.

Sinceramente, estaba demasiado preocupada de ver cómo actuaba Merlina. Pero cada vez que sacaba el tema, Merlina encontraba la manera de desviarlo. La tierra estaba más que lista para ser cosechada. ¡Qué es lo que esperaba!

No lo haré, Enid –dijo con simplicidad, girando de nuevo hacía el par de Omegas que acomodaban el arreglo floral sobre un mueble para el evento de la noche–. Sí, justo ahí. Gracias, chicos.

¿Qué? ¿Por qué no? –preguntó escandalizada, frunciendo el ceño.

Los Omegas se retiraron con un asentimiento de cabeza, para mala suerte de Merlina, pues eran el punto de su mirada: sabía que no podría ocultarle por más tiempo las amenazas de Oliver una vez sus ojos se encontraran con los suyos, puesto que éstas siguieron a través de los días. La situación había pasado a otro nivel, y estaba fuera de su alcance. No quería escuchar a Yoko cuando se lo dijo, ahora estaba por pagar las consecuencias.

Porque... sólo no quiero, ¿está bien? –se negó nuevamente con voz temblorosa.

De inmediato la expresión de Enid se suavizó.

Mer –empezó a decir, pero fue interrumpida.

Yo me precipité, es demasiada responsabilidad, y yo creí...

No, Luna –gruñó exasperada, acercándose un paso más a ella–. Puedo entender que me digas alguna otra excusa más entendible que esa, pero no aceptaré que te menosprecies de esa manera. Eres capaz de hacer esto, y mucho más. Y no me tragó eso, estabas muy decidida cuando me lo pediste. Así que dime, ¿cuál es la verdadera razón?

Se la dijo.

Amenaza por amenaza. Y palabra por palabra.

Podía ver la furia y coraje crecer en el cuerpo de la Alpha, sus puños cerrados, la mandíbula desencajada, y los ojos inyectados en sangre.

Y se fue.

Merlina tragó saliva asustada, realmente estaba asustada. Pero no por Enid, jamás era por ella. Pero temía lo que pasaría después de habérselo dicho, qué ocurriría con la amenazas, ¿es qué acaso Oliver enserio estaba dispuesto a hacer algo en su contra? No... no, no, no. No debía pensar en ello. Estaba a salvo, Enid jamás dejaría que algo le sucediera, se lo había prometido. La manada estaba perfectamente vigilada a todas horas. Y más ahora, en su cumpleaños.

Pero no, lo peor de todo no era lo que su cabeza se encargaba de crear. Lo peor de todo, fue pasar la tarde sin la compañía de Enid. Intentaba mantenerse distraída con elecciones de vestuario que le daba Yoko, incluso en escuchar las miles de maravillas que canturreaba Bianca sobre Xavier mientras era maquillada.

Tenía un mal presentimiento, lo tuvo desde que su Alpha no estaba con ella. A la mierda el maldito cumpleaños. Ella ni siquiera quería celebrarlo, sólo aceptó por la insistencia de Yoko.

Pero no, ella no llegaba. Incluso cuando la reunión empezó, incluso cuando los invitados llegaban, o incluso cuando la cena dio inicio. Pero ya ni siquiera estaba interesada en nada, se limitaba a quedarse sentada en uno de los sillones de la sala de estar: con una copa de vino entre manos, la cual había perdido la cuenta de cuantas veces había sido rellenada. Su vestido coral de encaje ya estaba perfectamente arrugado, y hacía ya tiempo que se quitó los tacones.

Escuchó el sonido de la puerta principal, y con un esfuerzo sobrehumano, se impulsó a ponerse de pie con dificultad. Estaba tan desorientada y desinhibida... pero aun así, logró distinguir a Keaton. Su ropa estaba hecha un asco, rasgada y cubierta de barro, pero ese no era la razón de su preocupación, ni la razón por la que se había embriagado hasta tarde.

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⏰ Última actualización: Feb 21, 2023 ⏰

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