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BLAIR ESTABA DURMIENDO EN EL SOFÁ de la casa de los Byers

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BLAIR ESTABA DURMIENDO EN EL SOFÁ de la casa de los Byers. Había conseguido dormirse hace pocas horas. Necesitaba un descanso. Pero se despertó al escuchar la voz de Joyce. Al parecer estaba llamando a Will.

Se levantó rápidamente del sofá y se dirigió a la habitación del menor de los Byers. Llevaba solamente una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos. Su cabello pelirrojo era revuelto de por sí, pero recién despertada, era indomable.

Cuando la adolescente llegó a la habitación del niño, abrió la puerta y vio a Joyce. Estaba sentada en la cama, rodeada de lámparas. No sabía si estaba viendo bien o si era todavía parte del sueño.

- Cariño, dime algo, cariño – decía, estaba encorvada en el final de la cama, mirando hacia el suelo.

- ¿Joyce? – le llamó.

- Blair – la adulta inmediatamente la miró –. Ven aquí, ven aquí.

Blair cerró la puerta, Jonathan seguía durmiendo.

- ¿Qué es todo esto? – preguntó señalando las lámparas que estaban alrededor de la cama, con voz ronca.

- Ven aquí – le imploraba la adulta –. Ven aquí – cuando Blair se sentó a su lado en la cama, Joyce le cogió la mano.

- ¿Qué... qué ocurre? – la adolescente no podía estar más confundida.

En ese momento se abrió la puerta de nuevo, era Jonathan. Que solo llevaba una camiseta de manga corta y unos calzoncillos sueltos.

- ¿Mamá? – Joyce se giró hacia su hijo. Jonathan hizo las mismas preguntas que Blair, también se sentó al otro lado de su madre.

- Es Will... Es Will... Intenta decirme algo – explicó la mujer.

- ¿In... intenta hablar contigo? – dijo Jonathan, los adolescentes estaban muy confundidos. Joyce tenía agarrados a ambos jóvenes por las manos.

- Sí... A través de la luz – murmuró, señalando las lámparas. Jonathan negó, harto. Blair simplemente miró a la mujer con pena.

- Mamá.

- Ya lo sé, ya lo sé. Vosotros... observad – ordenó Joyce –. Will... Tus hermanos están aquí... – a pesar de la situación, a Blair se le calentó el corazón, era parte de una familia –. ¿Puedes enseñarles lo que me has enseñado a mí, cariño? – Después de algunos segundos, una lámpara titiló –. ¿Lo habéis visto?

- ¡Es la electricidad, mamá! E... está fallando – Joyce intentó decir algo, pero Jonathan siguió hablando –. Es lo mismo que se cargó el teléfono.

- ¡No! ¡Te aseguro que no es la electricidad, Jonathan! – le dijo a su hijo, Blair apretó la mano de Joyce, sin saber qué hacer en esta situación –. ¡Te juro que aquí está pasando algo! ¡Ayer esa pared se...!

𝙇𝙊𝙑𝙀 𝙃𝙐𝙍𝙏 | 𝑁𝑎𝑛𝑐𝑦 𝑊ℎ𝑒𝑒𝑙𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora