Acto 1

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Ese viernes por la mañana se encontraba saliendo de su casa una linda castaña de cabello a media espalda con un curioso peinado, ojos como el jade y un bello tono rosado en sus mejillas; iba a encontrarse con un compañero de su salón que había insistido tanto en invitarla a dar una vuelta ese último día de asueto, llegando muy puntual al lugar de encuentro, vestida con un short de mezclilla algo corto que dejaba ver lo largas y torneadas de sus piernas, una blusa un poco guanga color berenjena, y dos chonguitos con sus moños del mismo color que su blusa.

Ese joven llegó unos instantes después que aquella jovencita en su camioneta todo terreno color negro, bajó muy emocionado a recibirla, le dio una encantadora sonrisa solo para abrirle la puerta de copiloto y ella pudiera ingresar, subió aquella niña sin mucho ánimo, colocó el cinturón de seguridad y realizó la pregunta que más dudas le generaba.

—¿Y bien, a dónde vamos Hiiragizawa? —Su tono era neutro, pero se sentía particularmente frío al salir de su rosada boca.

—Paciencia Kimki.

—¿Por qué insistes en decirme así? —dijo algo fastidiada.

—Ya que no me permites llamarte por tu nombre, no me dejas opciones —rió—, en todo caso es con afecto, además muero de ganas por pasar tiempo a tu lado.

—Acepté solo para qué ya no insistieras más, no quiero ser grosera, pero prefiero no tener relaciones humanas.

—Eso ya lo sé —hizo una breve pausa—, no importa qué tan popular seas con tus compañeras porristas, que seas su capitana, que seas la delegada de la clase, ó que media escuela te persiga, siempre estás sola.

—Así lo prefiero.

—¿Por qué? —preguntó con curiosidad.

—Es mi deseo —dijo sin más, apoyándose en su mano derecha, misma que recargaba en la ventana.

El chico siguió conduciendo mientras ella seguía mirando la ventana fijamente; poco a poco se fueron alejando más, cosa que a la chica le desagrado pues sabría que la llevaría a dar un paseo por el bosque cercano a Tomoeda, su pequeña ciudad; "El bosque de los susurros", un lugar sumamente encantador con un bello lago y una prominente cascada, además que estaba rodeada la zona de una prominente arboleda, pero lo cierto era que no quería esa chica de ojos jade estar tan a solas con ese joven alto, de complexión delgada, lentes, ojos azules profundos, tez clara y cabellos negros con destellos azules cual cuervo. Era bastante consciente esa niña que él tenía intenciones de conquistarla, sin embargo ella no quería ni ser su amiga, dejándolo con muy pocas esperanzas de algo.

Una vez llegado al hermoso lugar teñido de un profundo verde, aire fresco y pacifico entorno bajaron de aquella camioneta, esperaba realmente ese jovencito que con el bello panorama a su alrededor, acompañado de un buen ambiente, ella diera un poco su brazo a torcer, algo que definitivamente no ocurrió, pues el terminar forzando las cosas provocó molestia tanto a la jade como al azulado. En un acto de auténtica desesperación, aquel joven de profunda mirada, tomó de la mano a esa su compañera de clases, pero ella, indignada, jaló con brusquedad aquella extremidad suya, creando un momento más que irritativo entre ambos.

—¿Por qué, Kinomoto? —preguntó con algo de molestia.

—No estoy obligada a aceptar muestras de afecto, Hiiragizawa —dijo seria.

—¿Qué no ves qué me encantas y qué quiero intentar algo contigo? —Alzó un poco el tono de su gruesa voz.

—Por supuesto que lo sé y me es molesto. —Mantenía un tono neutro.

—¿Te gusta alguien más?

—No Hiiragizawa —suspiró con pesadez—, no me gusta alguien más, no es que exista alguien en mi vida que impida que te acerques a mí, es solo que yo no deseo, no quiero, no me apetece crear vínculos con la gente, agradezco que pienses que valgo la pena de algún modo, pero no estoy dispuesta a ofrecer algo más allá de un saludo cordial; así que sí me disculpas, me retiro —le hace una pequeña reverencia—, no regresaré contigo, esto solo lo volverá más incómodo de lo cuál ya es.

Di mi nombre (Versión Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora