La OTP de Caos: Redención Final

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"1,233"

Era el número que indicaba las unidades perdidas de mecha esbirros en aquellos escasos 20 minutos de combate, y que no dejaba de incrementar segundo a segundo haciendo que Dougie y su equipo trabajaran frenéticamente en crear y reparar miles de unidades más para apoyar a las fuerzas de combate. Toolshed, que había llegado sólo unos días antes, era ideal en el ensamblaje rápido que necesitaba la Legión.

"0-24"

Mostraba el contador en las gafas de Dougie que batallaba contra el cansancio a fin de mantener el 0 que representaba el número de muertes humanas. Sólo habían podido derrotar a 5 bestias abismales grandes y 4 de ellas ya habían sido intervenidas con dispositivos de control del sistema nervioso, dando un poco más de ventaja a la Legión de Caos. Sin embargo, Dougie necesitaba trabajar bajo presión en medio del campo de combate para lograr aquello y el uso simultáneo de habilidades, iba agotando incansablemente su energía tanto física como mental.

Rodeado por una enorme cúpula de lava, terminó de instalar el dispositivo en la quinta bestia simultáneamente al registro del deceso de dos criaturas grandes más, gracias al equipo comandado por Mysterion, listas para también ser intervenidas. Dougie intentó levantarse rápidamente, pero sus piernas cedieron enseguida ante la gravedad y el cansancio, dejándolo de rodillas.

—Traga esto y continuemos —le dijo Tricia acercándose con una bolsa repleta de bayas mentoladas y ofreciéndole la mano para levantarse.

—Claro —respondió el pelirrojo con esfuerzo, pero rápido tomó un puñado de bayas y las comió sin dudarlo un segundo, antes de dirigirse pesadamente en dirección a la ubicación de los nuevos cadáveres de las criaturas.

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Al cabo de 40 minutos, la Legión había sido capaz de reducir un tercio de la fuerza enemiga a costa de las vidas de únicamente 3 habitantes del pueblo. Sin embargo, el sentimiento de triunfo les duró muy poco.

De un momento a otro, Cthulhu, había acabado con otro tercio de su propio ejército junto con aproximadamente una décima parte de la Legión de Caos. Si bien, Cthulhu podría considerarse un ser lento y con una capacidad limitada de alcance mágico, al momento en que había comenzado a dar manotazos a su alrededor y explotado por pares a los humanos con su magia obscura, la mayoría entraron en estado de shock y pánico. Sólo un par de escuadrones logró escapar del shock y con agilidad arrojaron al ser colosal bombas de perfume de baya antes de rociar a los más que pudiesen el perfume mentolado, pero para entonces, 17 escuadrones del frente de la Legión habían sido asesinados.
Decenas de cadáveres humanos y de Bestias del Abismo yacían en el suelo ya sin diferencia alguna luego de haber explotado en mil pedazos que ahora formaban una espesa alfombra roja que rodeaba al soberano el Abismo. Los que se habían salvado por poco, cayeron de rodillas en el suelo con sus rostros repletos de sangre, pedazos de carne y terror, al borde de la desesperación y la locura. Y entre los gritos y llanto, una aguda carcajada llamó la mirada perturbada de las personas a su alrededor y los secuaces animales que transmitían directamente a Caos y Desorden. Firkle, sin importarle ser el centro de atención siguió riendo sonoramente viendo casi con alivio aquel macabro escenario —Lo ven ¿No es así? Todo ese caos y destrucción ya no sólo están en mi cabeza —murmuró con suma alegría hacia el resto de los chicos góticos que permanecían con los mismos semblantes apáticos de siempre, a excepción de Henrietta cuya comisura labial se curvó levemente hacia arriba antes de exclamar hacia el resto de la Legión —¡Felicidades, possers! ¡Han logrado que el Señor Oscuro nos considere siquiera dignos de ser asesinados por él! —y esta frase fue suficiente para lograr que Caos se tambaleara en su lugar al darse cuenta de lo que implicaba. Henrietta tenía razón.

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