Calma para navidad

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Las manos de Caos chispeaban con fuerza, Conner no dudó en poner frente de él a Eric para protegerse; sorprendido por el repentino cambio en la actitud del rubio el cuál no dejaría de sorprenderlo.
Con decisión y destreza, Caos arremetió contra el Coon sin darle la oportunidad de reaccionar.

—¿Qué diablos haces Caos? Ya te dije que estoy bajo el control de Conner— protestó el castaño al tiempo que lanzaba algunos golpes de contraataque impulsados por los movimientos de Conner

—Eso no quita que realmente pienses todo lo que dijiste— replicó Butters con decepción en su mirada —Eres un idiota desconsiderado, Eric

—Pero es la verdad, en casi dos meses ya nos tiene encerrados aquí con un puñado de fenómenos— intentó hacerlo razonar con su lógica manteniéndose firme ante lo que creía

—Es porque lo creaste para eso ¡Yo soy humano! Nunca quise realmente todo esto— remató mientras le daba un fuerte puñetazo al Coon en el estómago dejándolo un momento quejándose en de rodillas frente a él, se aproximó a su oído y le habló suavemente —Aún así, con todo eso... yo sólo quería volver ser tu amigo. Ahora te pido que confíes en mí, Eric~— terminó con la mirada vidriosa nuevamente. Se levantó, se quitó su casco y se lo puso al Coon que aún lo miraba desde el suelo.

Eric sólo lo miró impactado y confundido, pronto se dio cuenta que tenía pegados varios drenadores de energía en su estómago y que el casco había cesado la voz de Conner en su cabeza. Poco a poco sentía que tenía más control sobre su cuerpo, y también sentía el leve dolor de los golpes

(NT: Entre menos energía tenía, más frágiles o delgados eran los hilos de energía que Conner usaba para controlarlo)

—Ahora verás de lo que es capaz este simple humano— habló Caos mientras volteaba en dirección a Conner. —Yo, el Profesor Caos ¡Acabaré contigo!— y entre risas malévolas y el agitar de su capa, invocó entre sus manos un martillo resplandeciente.

La apariencia del pequeño rubio cambió levemente al activar su poder definitivo, la musculatura de sus brazos al descubierto había aumentado y se podía notar que la masa muscular de todo su cuerpo había aumentado proporcionalmente por como se apretaba la ropa contra su cuerpo. Conner sintió como si un rayo lo golpeara directamente cuando la mirada severa del rubio chocó con la suya, que intentaba mantener firme aún con la sensación incómoda que provocaba el chico.
Conner esperaba que el muchacho intentara golpearlo con el martillo que poseía por lo que se fortaleció físicamente esperando el impacto, pero el martillo comenzó a producir ruidosos truenos y sólo bastó un golpe en el suelo para que ese poder atacara directamente el cuerpo de enemigo, poder que no pudo resistir Mitch Conner… ni tampoco las ideas que Eric Cartman tenía del Profesor Caos, de Butters. De un momento a otro, ante sus ojos, no había rastros de Mitch y lo único que parecía corresponder a su existencia, se veía reducido a un charco de un tipo de líquido viscoso.

La figura de Butters volvió a ser como antes al tiempo que respiraba agotado por el gran gasto enérgico de la pelea, pero sin detenerse si quiera a recuperar energía, volteó a ver a sus espaldas al chico que lo observaba asombrado.

—¿Estás bien, Eric?— Butters se acercó al castaño tomando entre sus manos el rostro del castaño para comprobar que no tuviera heridas serías o de mal aspecto, y retirando con sumo cuidado los drenadores de energía en el estómago del contrario —Por cierto, esto es mío jeje— le dijo al tiempo que le quitaba su casco y se lo ponía para que desapareciera junto a su traje.

~Ca-ra-jo~ pensó Cartman mientras veía frente a él la sonrisa del contrario —Como sea, Marica; hay que ir a ver a los otros idiotas— soltó volteando a otra parte para ocultar el sonrojo en su rostro.

El OTP de Caos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora