Capítulo 3

285 27 2
                                    

Desobediente


Moroha:

—Moroha, ¿Entonces no vendrás? —La voz de Towa sonó notablemente decepcionada desde la línea de mi celular. Evité maldecir mentalmente antes de terminar de anudar mis zapatos, apoyando el aparato entre mi oreja y mi hombro.

—¡Por supuesto que iré! —Suelto un bufido—. Mi madre está un poco molesta y en algún momento se le pasará. Ya sabes como funciona. —Me desplazo por la habitación y ubico la bolsa oscura sobre el escritorio; Escaneo su contenido, cerciorándome de que todo lo de dentro se encuentre completamente intacto—. Pero antes debo pasar por otro sitio, tengo un asunto que resolver.

Towa suelta una ráfaga de aire. Sé por el gesto que no está del todo convencida, pero eso no me interesa. No necesita conocer más detalles, nunca he sido del tipo de chica ejemplar y tampoco tengo intenciones de empezar a serlo ahora.

—¿Qué? —Ella me lanza una fuerte exclamación entre molesta y escéptica—. ¿Moroha que estás tramando?

—Nada importante —Paso el móvil a mi otro oído, terminando de preparar mis cosas—. Y relájate ¿Quieres? Estás insoportable.

Ella sisea un reclamo de puro fastidio. Está cabreada y es realmente una molestia cuando se pone así.

—¡Si no cometieras tantas estupideces entonces no tendría porqué comportarme así! ¿Qué mierdas te pasa? Llevas toda la maldita semana esquivándonos y buscando pleitos con todos —Me siento tentada a cortar la conversación cuando se empieza a tornar particularmente irritante. Pongo los ojos en blanco, recordándome a mí misma que ella es mi amiga—. Si estás metida en otro lío, pues la verdad ya no intentaré defenderte. Es tu problema y de todas formas nuestras intervenciones no son para nada relevantes.

Frunzo el ceño. Ya está exagerando y creando tormentas dentro de un vaso de agua. Cree que ando metiéndome en discordias solo porque sí, cuando el destino es el verdadero culpable de tanto revuelo a mi alrededor. Towa, por mucho que intente ayudar, no tiene idea de como me siento o mucho menos entiende a lo que debo enfrentarme cada día. Y no me refiero a burlas o peleas mediocres. Por muy bien que me conozca, simplemente hay cosas que nunca podrá conocer por sí misma. Estoy sola en esto.

—Oye, no digas eso —Intento aminorar su furia de algún modo. Aunque no lo parezca, valoro mucho todo lo que hace tanto ella, como su hermana, por mí. Después de todo son mis amigas y nos conocemos desde que apenas usábamos pañal. Tenemos una conexión fuerte y me atrevo a decir que casi hasta familiar—. En verdad aprecio tu preocupación, la de ambas, solo...  no estoy en un buen momento ahora ¿Vale?

La aprehensión es perceptible incluso a través de una mini bocina, y suavemente la respiración de mi interlocutora se tranquiliza. Me regresa a esa Towa que se caracteriza por mostrar empatía en vez de rabia.

—Moroha... —Calla de repente, tomándose un breve momento para volver a preguntar—. ¿Qué es lo que sucede? —Esta vez no hay reclamo, no hay molestia o incluso frustración. Solo la genuina preocupación por comprenderme—. Somos tus amigas... y sabes perfectamente que puedes confiar en nosotras, entonces, ¿Qué es lo que pasa? ¿Estás bien o... necesitas ayuda? ¿Es por tu mamá acaso? Por favor... habla con nosotras. Últimamente, siento que te estás distanciando de todo el mundo y... eso me duele.

Noto como las lágrimas amenazan con salirse cuando parpadeo varias veces para evitar ceder ante el impulso de llorar y soltar el nudo que se forma en mi garganta. ¿Cómo responder a una simple pregunta cuando ni siquiera yo tengo la respuesta? ¿Cómo puedo decirle que me siento como la peor hija o amiga; Que me siento como la mierda, literalmente? ¿Cómo puedo poner en palabras esa sensación de estar vulnerable dentro de un mundo desconocido? La verdad es que estoy aterrada de mí misma; De mis pensamientos y sobretodo de ese deseo incontrolable de buscar venganza de la manera más dura e inconcebible. Tengo miedo de rebelar lo miserable y jodida que estoy y que ellas también me odien por eso. Temo alejar a los que amo; A esos que son pocos e importantes para mí y, por muy extraño que parezca, siento que estoy atravesando por algo en donde solamente yo puedo ayudarme, y por ende, nadie más debe ser consiente de ello. Mi mala suerte, el cansancio, los problemas, se me acumulan adentro como un pozo sin fondo pero yo debo salir adelante.

El Regreso [EN EDICIÓN Y PROGRESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora