Capítulo 14

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El encuentro.
(***)

Esa mañana Kagome había tomado una gran decisión, un riesgo que podría joder todo si él conseguía sospechar de ella, cosa que sería posiblemente lo más probable, y sabía que esto sería algo difícil...sin embargo, no pudo evitarlo.

Sus dedos temblaron sobre el icono en verde de la pantalla. Su amiga había tenido la generosidad de prestarle su celular, ya que el suyo estaba hecho trizas y el teléfono de casa estaba bastante lejos de ella ahora mismo. No se sentía lo suficientemente cómoda como para encarar la situación y fue a ver a la castaña a su departamento, ella le daría los suficientes ánimos a pesar de que no estaba muy convencida de la idea de Kagome, y se mantuvo cerca de ella con la lata de cerveza en su mano, recostándose sobre la repisa de su cocina, y tratando de evitar que la azabache cometiera una tonta locura.

– ¿ estás segura de esto ? – le preguntó, había notado la inseguridad de su amiga y la impaciencia que representaba. Kagome se encogió de hombros con su pregunta y la castaña bebió más del líquido que sostenía entre sus manos. – No creo que esto que estás haciendo sea lo más sensato.

– Lo sé... – Respondió Kagome frente a ella, mirando con temor el número gravado en la pantalla, que pudo obtener gracias a su amigo.

La verdad no se sentía muy cómoda, y sabía que todo lo que implicaba su acción podría traerle grandes consecuencias, pero ¿qué podía perder si al menos no lo intentaba? Debía hacerlo, tenía que hacerlo e iba a llamarlo. Y sin pensar demasiado en ello, pinchó en el número marcado y llevó el aparato a su oreja.

Miró nerviosamente a su amiga mientras mordía su labio de forma impulsiva e inconsciente, no sabía porque la situación la tenía tan impaciente. Seguramente porque escucharía su voz y sus palabras cargadas de sarcasmo e ironía. Y es que, ese maldito tono de voz ronco y lento, provocaba estremecimientos extraños en su cuerpo, y le hacían tener muchísimo más miedo de ser descubierta por él, ya que esa voz podía sonar muchísimo peor si estaba mezclada con matices de odio y enfado.

El gran enfado que tendría si descubría su error.

Y su mayor secreto.

Estuvo a punto de colgar arrepentida de llamarle. Reconocía que no era muy "maduro" de su parte si se comportaba de esa manera. No era una niña, y ambos tenían la suficiente edad como para que ella actuara de esa forma.

Era una tontería, y cuando justo iba a abandonarlo..

Taisho...– Se escuchó imponente en el altavoz, y la miró a Sango con el corazón en la boca y el pecho agitado ¡¿ maldición, por qué esto era tan difícil ?!

Podía escuchar la respiración profunda en su oído, podía sentir el deje de la molestia en él. Seguramente lo interrumpía de alguna importante actividad, no obstante no se detuvo a pensar en eso, y se llenó  de gran valor  para contestarle.

– Soy yo...Kagome – pronunció, y para la sorpresa de ella, sus palabras no flagearon y la hicieron sonar como lo desesperada que estaba. Al contrario, sonaron firmes y seguras. La enorgullecieron de si misma.

Hubiese sido el colmo si la coraza que tenía alrededor de ella, se desvanecía sin razón solo por una tonta llamada.

Pero es que, desde las palabras que le dijo la otra noche, ya para ella era todo un reto permanecer firme.




















Al otro lado de la línea, Inuyasha estaría revisando unos documentos que le entregó su secretario sobre el estado de la empresa y su situación en Tokio. Frente a él, se encontraba la Dra.Yorukichi, una chica pelirroja dada sus raíces asiáticas e irlandesas. Una joven que a sus 28 años, ya tenía reconocimientos y premios con todo lo relacionado con la medicina y las ciencias.

El Regreso [EN EDICIÓN Y PROGRESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora