Capítulo 25

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Por la noche...
Carmelo fue a hablar con Anahí:
-¿Qué haces aquí?
-Menuda cortesía, vamos a dar un paseo.
-Más vale que valga la pena.-dijo antes de salir.
Salieron y comenzó la conversación:
-Dime.
-Estoy cerca, señora, todos sabrán que usted tuvo que ver con el secuestro de su nieto.
-No me vengas con chorradas.
-Es la verdad, no la niegue.
-En vez de preocuparte por mi nieto perdido, preocúpate por tu otra hija.
-¿Por Ava?-preguntó extrañado.
-¿En serio no te has dado cuenta? Después te consideras inteligente.-dijo riéndose.
-¿A qué te refieres?
-Me refiero a que Britney es tu hija.-reveló.
-¿Qué dices?
-¿Acaso no tuviste una aventura con su madre? Pero ella ahora está en México, así que no puedes reclamarle.
-Eso es imposible, nunca me dijo nada.
-Debe ser porque pensaba que no la ibas a reconocer.
-Por supuesto que sí, reconocí a Borja sin llevar mi sangre, ¿cómo no voy a reconocer a mi hija?
-Pues esa es la verdad, así que preocúpate por recuperarla.-dijo antes de irse.
Mientras que Alejandra y Gabriela discutían:
-Haces actividades que no estimulan lo que necesitas.
-Mira quién me fue a hablar, yo hago lo que quiero.
-¡Tu actitud no te beneficia, admítelo!
-¡No me beneficia aguantar tus estupideces! ¡Llevarás todo esto a la ruina por tus prejuicios!
-¡¿Yo?! ¡Sólo trato de ayudar a la familia!
-¡Pues lo haces muy mal, sólo tratas de imponer tu voluntad porque tienes esas ideas brutas en la mente!
-¡¿Cómo te atreves a insultarme así?!
-¡No es un insulto, es la verdad! ¡Ahora te quiero fuera de mi habitación!
-¡Mira, tu hijo no aparecerá con estas actitudes, no conseguirás nada! ¡Además, si él te ve así, se avergonzaría de ti!
-¡Fuera!-gritó enfurecida.
La mujer se fue, dejando a su hermana sola.
El padre de Ava llegó a casa, estaba aturdido por la noticia, pero aún se aturdió más cuando vio que su otra hija se había escapado. Su hijo estaba histérico:
-¡Esto es culpa de Axel Montenegro, esta vez se ha pasado!
-Hijo, mantén la calma, han pasado muchas cosas por culpa de tu nerviosismo.
-¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡Ese idiota pagará por lo que ha hecho!
-¡Borja, haremos que pague, pero sin poner más en riesgo nuestra imagen! ¡No cometas ninguna locura!-dijo antes de dar un portazo a la habitación.
El chico no le hizo caso, cogió la pistola del despacho y se fue de casa. Pilló una cabina y llamó al número de la casa de Axel:
-¿Quién es?-preguntó el joven.
-Borja Del Valle.
-Eres un idiota, en serio, llamarme a estas horas.
-Quiero solucionar nuestro problema.
-¿Te crees que soy estúpido? No te creo.
-Si no vienes, iré y acabaré con la vida de tu hermano.-mintió
-¿Qué dices de mi hermano? Manuel está trabajando.
-Lo tengo aquí retenido, sólo tengo que meterle un balazo para mandarlo al otro barrio.
-Ni se te ocurra, imbécil, no te atrevas.
-Está en tus manos, ahora escucha bien la dirección.
Se la dio y colgó. El patrón se dirigió allí, no contaba con que Britney iba detrás, había escuchado todo. El paso acelerado de él complicaba un poco la visión, pero logró no perderlo. Vio la escena en la que ambos discutían:
-¡¿Dónde está mi hermano?!
-Tranquilo, primero vas a tener que escucharme.
-¡Déjate de tonterías, quiero que liberes a Manuel!
-No tengo nada en contra de tu hermano, lo tengo en tu contra.
-¡Quiero verlo!
-No grites, no vaya a ser que te quedes sin voz como Ava, los gritos no son buenos para las cuerdas vocales.
-¡¿Me estás vacilando?!-dijo agarrándolo por el cuello.
-Tranquilo, quiero que me escuches, quizás sea lo último que escuches en tu vida.
-Te escucharé cuando vea que mi hermano está bien.
-Las normas las pongo yo.
-Conmigo eso no va, idiota, así que ya estás tardando.
-¿Te crees mucho, verdad?
-Ese eres tú, no yo. ¡Ya se me ha acabado la paciencia, voy a entrar ahí dentro!

-¡Quieto!-dijo apuntándole con un arma.
La presidenta del club se quedó con la boca abierta del susto, esto no pintaba bien:
-¡Vamos adentro y más te vale no moverte más de la cuenta!-gritó mientras le ponía el arma en la espalda.
-No tengo miedo a que me mates, idiota.
-Cállate, muévete.-dijo obligándole a cumplir con sus órdenes.
Entraron dentro de esa caseta, Quiroga se acercó a la ventana para ver la escena;
-Mi hermano no está aquí.
-Shhh, no hables de más, siéntate ahí.
-No quiero.-se negó.
-Eso no es algo que me interese, siéntate.
-No pienso hacer nada.
-¡He dicho que te sientes!-exclamó empujándolo para que cayera encima del sillón.
-Estás mal de la cabeza.
-Dime, ¿dónde está Ava?
-Vaya, veo que ya estás pensando en perseguirla, no pienso decir nada.
-Mataré a tu hermano, te lo juro, habla o lo haré.
-¿Dónde está mi hermano? No lo veo, debo admitir que me engañaste, pero deja de tratarme como si fuera estúpido.
-Te voy a matar...
-Es tu plan hable o no, así que mátame de una vez.
-Me quitaste lo que más quería, Axel Montenegro.
-Te lo quitaste tú mismo, tu locura.
-Cállate.
-No tienes el valor de matarme, apretar el gatillo es algo que no puedes hacer porque sólo eres un psicópata que piensa que todos le tenemos miedo. Pero a mí, me da risa.
-¡Basta!-gritó apretando el gatillo.
Le dio en el pecho, comenzó a sangrar, sintió un dolor intenso. Su visión era borrosa, puso la mano en la zona herida, ya no tenía fuerzas. Se había quedado recostado, la respiración le costaba, la cabeza le daba vueltas. El hermano de Ava escapó rápidamente. Mientras que Britney estaba asustada, sobre todo, preocupada por el patrón. Espero a que Borja se fuera definitivamente y entró para ayudarlo:
-¡Axel!
Puso la mano en la boca al ver el estado en el que estaba, se agachó y se acercó a él:
-Axel, estás muy mal, voy a tener que ir a buscar ayuda.
-No.-rogó mientras le agarraba mano.-No me dejes solo, Britney.
-Estás sangrando mucho, puedes morir.-dijo llorando.
-Ayúdame tú, sólo tú puedes ayudarme.-dijo antes de quedarse inconsciente.
-¡Axel, reacciona! ¡Axel, por favor, abre los ojos!-exclamó llena de dolor.
Entonces pensó en las veces que su abuela había sacado balas con cuchillos, aunque eso era muy doloroso para la víctima, pero no había otra solución. Le sacó la camiseta para poder realizar lo pensado, nunca haría eso, pero esta situación lo requería. Le colocó un trozo de tela en la boca, cogió un cuchillo, lo calentó y se dispuso a sacarle la bala. El cuñado de Antonio sintió un dolor muy fuerte, mordía con fuerza el trozo de tela, ya que eso lo había hecho reaccionar. La hija de Carmelo lloraba mientras lo hacía, no quería hacerle daño. Él volvió a quedar inconsciente y le sacó la prenda de la boca, las fuerzas se habían agotado al soportar semejante dolor, pero había logrado salvarle la vida. La temperatura comenzó a subir quince minutos después, al punto de llegar a delirar, la joven no lo dejó solo en ningún momento y pensaba morirse de miedo por perderlo. Él hablaba sin ser consciente, llamaba por su difunto padre, temblaba muchísimo. Ella le colocaba paños fríos en la cabeza y también se los pasaba por el rostro. Esa noche se dio cuenta de que amaba al patrón.

El patrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora