CAP 7: Confesiones

143 11 0
                                    

Helga, Gerald y Arnold, se encontraban fuera del lugar, en donde estaban reuniéndose la gente de la marca Lloyd.

-¿Cómo crees que sea la señora Wellington? – preguntó el moreno, a su amigo, mientras Helga, se encontraba sentada, leyendo, en una de las bancas del lugar

-La verdad, no tengo idea...no existe foto de ella en internet – respondió el rubio, mientras contemplaba de reojo a la mujer de ojos azules

Los hombres, estaban buscando algo de información en internet, cuando de pronto, una hermosa mujer, de cabellos lacio y negro y de imponente figura, apareció por el lugar

-Wao...¿quién es ella? – preguntó el moreno, con la boca abierta – es tan hermosa

-No tengo ni la más mínima idea – dijo el rubio, tratando de disimular

Un joven vestido de negro, se acercó a aquella misteriosa mujer y le dijo

-Señora Rhonda, buenas noches

- Wellington, Parker, te he dicho mil veces que no me llame con ese nombre, eso es solo para mi familia – dijo con voz engreída y de fastidio

-Perdone usted, señora Wellington

-Dime ¿Cómo va todo allá adentro?

-Todo bien, pronto terminará...

-Está bien, llévame, ya sabes a donde

-Sí, vamos – respondió el joven de negro, escoltando a la mujer

Arnold y Gerald, se quedaron muy sorprendidos por lo que habían acabado de escuchar

-Gerald, esa mujer es la dueña de Lloyd

-Sí, entonces...¿con quién está reunido el señor Lorenzo?

-No lo sé, pero quédate aquí, yo iré detrás de ella – dijo Arnold con desesperación y jalando del brazo a Helga

-Señor Shortman, ¿qué le sucede? – hablaba la rubia, mientras se esforzaba por ir al ritmo del hombre

-Esa mujer – dijo algo cansado, por la corrida – es Wellington, la dueña de la marca Lloyd

-¿Qué? – dijo sorprendida la mujer, mientras salían del edificio y el rubio llamaba a un taxi

Dentro del auto, el ojiverde, pidió al chofer que vaya detrás del auto en donde la señora Wellington iba

-Señor Shortman, ¿está seguro que es la señora Wellington?

-Sí, Gerald y yo, lo escuchamos claramente...ella se llama Rhonda Wellington

Minutos después, el auto de la mujer pelinegra se detuvo, a la entrada de una calle, poco concurrida y algo humilde

Arnold y Helga, bajaron del taxi y empezaron a caminar

-¿Qué haría ella, en un lugar como este? – preguntó la rubia, asustada por la zona

-Eso lo descubriremos en unos minutos

Ambos seguían caminando, cuando de pronto algo negro se atravesó, por los pies de la mujer de ojos azules y ella gritó del susto

Arnold quien iba más adelante fue a auxiliarla rápidamente

-¿Está bien? – le preguntó preocupado

-Sí...sí... – dijo con nerviosismo, debido a la intensa mirada del hombre

-Continuemos – dijo él, también nervioso

Helga fue a dar el siguiente paso, cuando su tobillo falló y estuvo a punto de caerse, de no ser por el brazo, fuerte y firme de Arnold, quien la sostuvo. Ambos se avergonzaron y se quedaron como hipnotizados, por la cercanía

Complicado AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora