xxiv. ¿Aviones o caníbales?

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capítulo veinticuatro: ¿aviones o caníbales?

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capítulo veinticuatro: ¿aviones o caníbales?

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CUANDO FRANK IRRUMPIÓ por las puertas de garaje, la casa estaba empezando a arder, Percy le gritó que entrara y el se zambulló en la parte de atrás del auto junto a Hazel, con Ella acurrucada del otro lado con la cabeza entre las alas, murmurando:—Oh, no. Oh, no. Oh, no.—Fiona se sentó en el asiento delantero del pasajero, agarrándose del asiento mientras Percy aceleraba el motor. Salieron disparados del garaje antes de que estuviera completamente abierto y giraron sobre el césped.

Los ogros corrieron para interceptarlos, pero Percy gritó a todo pulmón. Fiona observó cómo explotaba todo el sistema de riego. Un centenar de géiseres salieron disparados por los aires junto con los terrones de tierra, trozos de tubería y aspersores muy pesados. Fiona encontró un nuevo apodo para el chico: señor supremo de los sistemas de riego.

Yendo como a cuarenta por hora, golpearon al primer ogro y se desintegró con el impacto, Cuando los monstruos superaron su confusión, el cadilac estaba a medio kilómetro por la carretera. Balas de cañón en llamas estallaron sobre ellos. Al mirar atrás, Fiona vio que la casa de Frank se estaba incendiando y deseó haber podido detenerlo de alguna manera.

Atravesaron el bosque a toda velocidad y se dirigieron al norte.

—¡En tres kilómetros!—dijo Frank.—¡No te puedes perder!

Detrás de llos, más explosiones se escucharon, como si unas manos gigantes rasgaran la tela. El humo se elevó hacia el cielo.

—¿A qué velocidad puede correr los lestrigones?—preguntó Hazel.

—No lo averiguaremos.—murmuró Percy y giró bruscamente a la izquierda.

Las puertas del aeródromo aparecieron ante ellos, a solo unos cientos de metros de distancia. Un jet privado los estaba esperando en la pista, con las escaleras abajo.

¡Pam! La cabeza de Fiona golpeó el techo del auto cuando se toparon con un bache y salió volando.—¡Ay!—gritó cuando las ruedas tocaron el suelo y Percy pisó los frenos. Se desviaron hasta detenerse justo dentro de las puertas.

Salieron todos y Frank tensó un nuevo arco.—¡Suban al avión! ¡Vienen!

Los monstruos se acercaban a una velocidad alarmante. La primera línea de lestrigones salió disparada de bosque y corrió hacia ellos a quinientos metros de distancia... cuatrocientos... Percy, Fiona y Hazel lograron sacar a Ella del auto, pero tan pronto como vio el avión, ella comenzó a chillar.

—¡N—n—o!—ella gritó.—¡Vuelo con alas! ¡N-no aviones, no!

—Está bien.—prometió Hazel.—¡Te protegeremos!

Ella dejó escapar un gemido horrible y doloroso, como si la estuvieran quemando. Percy levantó las manos con exasperación.—¿Qué hacemos? ¡No podemos obligarla!

wreak havoc ━ percy jackson. (1) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora