18.

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Me había quedado atónita con lo que me dijo, pero lo acepté. Mi mano pasó por su nuca rozando parte de su cabello dorado. Tomé un poco de aire y apreté sus labios contra los míos mientras su mano bajaba de mi espalda hasta mi trasero. Lo acariciaba y lo pellizcaba de una manera espectacular. Mi mano derecha recorrió su espalda por debajo del agua. Metí mi mano en el bóxer y sentí una grandísima erección apoderarse de su polla.


– Te voy a enseñar a nadar, no a tocar – dijo mientras sacaba mi mano de ahí y aplastaba su rostro contra el mío y lamía mis labios.


Jaló el cordoncito del corpiño y me lo sacó de un tirón. Cuando mis senos entraron en contacto con el agua sentí como se pusieron duros. Sam los acarició y los lamió de una manera exquisita. Como nadie. Subió de nuevo a mi rostro para volver a invadir mi boca con su lengua. 


– ¿Te he dicho lo bien que besas? – me preguntó.


– No.


– Bueno, lo haces deliciosamente bien.


Sonrió y bajó su mano hasta mi feminidad. Su dedo anular invadió mi entrada lentamente con movimientos circulares, que al mismo tiempo que se movían, el agua del jacuzzi se escapaba entre ellos. Se sentía delicioso, sentir agua y sus dedos dentro de mí era algo realmente excitante. Cerré los ojos y me imaginé su polla en lugar de sus dedos. Gemía y gemía mientras que Sam se masturbaba por debajo del agua. Dios mío, iba a tener un orgasmo ahí mismo. 


Sam notó el temblar de mis piernas.


– Hey, tranquila. Apenas comenzamos. 


Regresó sus labios a los míos mordiéndolos una vez más. Me acariciaba debajo del agua, a pesar de las ondas magnéticas que causaba el calor. Recargué mis brazos alrededor de su cuello y me colgué en sus piernas frente a él por debajo del agua, Sam tomó mis muslos y me alzó un poco para quedar yo más alta que él. Seguíamos besándonos, sin darnos si quiera tiempo para respirar. Las manos de Sam pasaron de mis muslos a mi trasero de una manera ágil y sensual. Sus dedos rebuscaron los listones que quería desabrochar. Mordí el lóbulo de su oreja y lamí su cuello lentamente mientras él seguía buscando cómo desabrochar el calzoncito. 


– A la izquierda – lo guie.


Su dedo alcanzó el listoncito y jaló de él muy despacio, tan despacio que creí que nunca terminaría de soltarlo. Cuando al fin estuve liberada de todas las prendas acuáticas, Sam quitó su bóxer al fin y lo sacó del jacuzzi sin quitarme la mirada de encima. Me separé de él y nadé hasta el otro extremo, haciéndolo también nadar para alcanzar.


– Si te alcanzo, estoy dispuesta a tener sexo en el lugar menos predecible del planeta, y si no lo haces, no dejaré que me enseñes nada.


– El caso es que estoy más excitado que un burro en primavera, eso me hará nadar más rápido y me será muy fácil alcanzarte y poder abrir tus piernas y meterme en ti una vez más – dijo. 


– Bueno, veremos qué pasa. 


Me di vuelta y empecé a nadar lo más rápido que pude, sintiendo en cada empujón como el agua se metía entre mis piernas y causaba una excitación más grande de lo normal. Me sumergí por completo en el jacuzzi intentando esconderme de Sam. Cuando me cansé de estar debajo del agua, sentí un bulto ahí, entre mis piernas. Sam ya estaba dentro de mí. Estaba tan dentro que dolía como la primera vez.

Sex Instructor - Sammy Wilk-CanceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora