Ojos chinitos (2|2)

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Estaba llegando tarde. Cuarenta minutos tarde.

Se había quedado hasta las cuatro de la mañana leyendo historias homosexuales de parejas que no iban a ser reales en su puta vida, pero según él valía la pena hacer eso porque le generaba dopamina, y muchas veces una parada de chota, pero ese es otro asunto que no está para discutir en este momento. No se arrepentía de nada.

Cuando llegó las puertas estaban cerradas, así que se acercó a golpear a ver si algún alma se apiadaba de él. Gracias a Messi vió como el preceptor que iba una vez a la semana le abrió.

Metió la excusa de que su gato se había muerto, obviamente no se esperaba que el señor de unos cincuenta fuera un fiel amante de los felinos, teniendo por consecuencia a un Julián que escuchó por más de media hora el amor que tenía el ser humano por "Michifú", su gato naranja de dos años y medio. Había recibido diez abrazos cuando por fin Aimar lo dejó ir hacia su salón. Se había perdido la primer hora y el recreo, pero ahí estaba.

Al abrir la puerta sorpresivamente se encontró con la profesora Marcela, de literatura, la saludó y después se hubiera sentado, solo que eso no pasó porque en su asiento había un chico que reposaba su cabeza sobre la mesa, dormido. No había más sillas que la de al lado de ese chico, así que no le quedó de otra que ir ahí, intentando no hacer ruido para interrumpir la siesta del otro.

Sacó un cuaderno y su cartuchera, que eran de Spiderman, obvio, y se hizo el que le daba bola a la profe mientras hacía dibujos en el cuaderno.

Estaba aburrido, muy aburrido. Después de pensarlo un rato se giró para ver quién era el compañero que se dignaba a aparecer recién, siendo grande su sorpresa cuando vió unos ojitos que aunque estaban cerrados dejaban ver la forma que tenían, eran chinitos, Álvarez pensó que estaba re loquito, juntarse a chusmear con doña Marta en la esquina no le estaba haciendo muy bien al parecer.

Se intentó acordar de lo que había pasado hace un par de días, dando su mayor esfuerzo para recordar cada detalle posible de aquel rostro que solo vió por segundos. Se acordó de un piercing, una ceja cortada, unos labios medio abultados y una nariz pequeña, con eso en mente volvió su vista en dirección al morocho que seguía totalmente relajado en su quinto sueño.

Era el mismo pibe.

No tenía dudas, el brillito celeste en la nariz del contrario terminaba con todo rastro de ellas. Y ahora estaba cagado, estaba sentado junto al que le había choreado el celu a Rodrigo con un chumbo en la mano, era irreal.

Se lo quedó viendo modo You por unos cinco minutos, sin pestañear, le gustaría decir que era por el miedo, pero en realidad estaba encantado con el bello rostro del morocho, causando que su corazón pidiera a gritos que dejara de ver cada lindo rasgo. Sí, el menos enamoradizo Álvarez.

Nervioso por haberse quedado viéndolo tanto tiempo se giró "disimuladamente" hacia los costados, rogando que nadie lo hubiera visto, fue por partes; al frente no lo veían, ellos si estaban concentrados en lo que decía la profesora, a la derecha tampoco, muchos estaban con el celular y otros dormían, y atrás suyo estaban haciendo un torneo de truco. Volvió su vista al chico junto a él por unos segundos y al fin se le prendió una lamparita, lástima que no era para las clases.

Se estiró hasta sacar de su cartuchera un lápiz más adecuado para llevar a cabo su idea, un grafito, buscó una nueva hoja en su cuaderno y empezó a hacer un boceto de aquel chico dormido, definitivamente se sentía Joe Goldberg. Ignorando eso fue detallando más el dibujo, estaba tan concentrado en eso que cuando sonó el timbre del recreo se asustó, haciendo sin querer una línea en medio del dibujo.

De reojo pudo ver como el que antes dormía ahora fruncía las cejas y pegaba una aspirada rápida de aire por su nariz para después bostezar a lo hipopótamo mientras se estiraba.

Había cerrado su cuaderno bastante rápido y fuerte, provocando un ruido sordo, al segundo pudo sentir una mirada en su dirección. Giró un poco su cabeza y ahí estaba el de ojos chinitos, mirando en dirección a su cuaderno mientras sacaba una lagaña de su ojo derecho.

-En qué hora tamo'?- su voz era gruesa, linda.

-Después del recreo va a ser la tercera- se sintió bobo, pensando "Tan rápido vas a hablar Juli? Seguro ni te entendió chavón" mientras gritaba internamente.

Vió como el otro asentía y después se paraba de la silla para salir al patio, con la vista de Álvarez encima. Su corazón estaba muy acelerado, decir que no estaba nervioso era una clara mentira. Cada cosa del morocho lo había dejado volando, desde como había encorvado su espalda hacia adelante estirándose mientras bostezaba para después soltarse y tener una de las peores posturas que vió en su vida, hasta como su voz al hablarle estaba ronca por la reciente siesta.

Era tan trolo.

Y eso no le molestaba para nada, él se caracterizaba por ser un chico tímido y de pocos amigos, pero también por ser muy inteligente y sumamente resiliente. Era temprano para decir que había puesto su mira en ese chico, pero lo que si podía decir era que le encantaría conocer más de él, a pesar de ser un chorro y tener toda la pinta, le parecía que era mucho más que eso.

Se levantó de su asiento y echó una relojeada a la mochila en la otra silla, era de River, así que con nuevas ideas formandose en su cabeza y una gran y linda sonrisa salió de una vez del salón. Tenía que encontrar a su amigo del otro quinto, Licha, si bien lo conocía hace poco sentía que se conectaban muy bien y juntos habían tenido grandes ideas hasta ahora, así que escabullendose entre la gente fue en busca de su encuentro.

Grande fue su sorpresa cuando lo vió comiéndole la boca a una nena de tercero, ya podía ver los edits de la nena en un par de años con la canción de Demi Lovato "29".

Se acercó a ellos y agarró el hombro de la chica, separandola del de mechas rubias -¿Se puede saber que hacés con mi novio nena?-














Bueno, espacio para decir q tengo un profundo amor por Licha :P

Para él, su gatito | Julián X EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora