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— Creo que estoy enamorado de Julián. — Confesó Enzo. — Todo arrancó en River, no sé cómo ni por qué, me empezó a parecer re lindo. Y primero pensé que era, no sé, normal, pero después me di cuenta que no porque sentía la necesidad de estar más cerca de él, de abrazarlo, besarlo. — Resumió, dejando que algunas lágrimas escapen de sus ojos. — Y me da miedo todo eso, porque está mal que me guste, es mi amigo. Encima yo ya formé una familia y toda la bola. ¿Sabes el quilombo que puede armar si se entera Valentina de todo esto? — Se pasó una mano por la cara y luego por la cabeza, tirándose el pelo. — Encima, claro, yo siempre le hice jodas de salir o coger porque es un pibe lindo y porque jamás pensé que iba a sentir todo esto. — Tomó aire.— Pero que me guste ya es un montón, boludo.

— Primero que nada, wow. Segundo, tampoco me sorprende tanto porque todos lo sospechábamos, si eso te ayuda en algo. Entre los chistes y las miraditas que se tiran, dejaron bastantes cosas claras.

— No me ayuda.

— Entonces olvídate de lo que te dije. — Hizo una breve pausa. — Sigo. Tercero, es completamente normal que te guste otro pibe y que quieras dejar a Valentina.

Jeremías lo miró con unos ojos... ¿Cómo se podría decir? Esperanzados, quizás.

— Enzo, vos con Juli tenés una conexión que con ella no y está perfecto eso . Y es entendible que te miedo porque nunca te había pasado antes, todos le tenemos miedo a las cosas nuevas.

— Tengo una hija. — Agregó el menor.

— ¿Y vos pensás que a Olivia le va a hacer bien crecer en una familia sin amor? Déjate de joder, Enzo. — Hizo una pausa. — No seas tarado.

Enzo suspiró.

— Yo también soy padre y quiero lo mejor para mis nenes. Y lo mejor es una familia estable, llena de amor.

Ambos se quedaron en silencio. Para Fernández era reconfortante poder hablar sobre sus problemas con alguien y a Paredes le gustaba ayudar a la gente. Ahora mismo, la situación ya no era incómoda y los dos estaban bien sin hablar.

Pasada casi una hora, salieron de aquél cuartucho porque Leandro dijo que llegó a ver una rata y lo obligó al contrario a levantarse de golpe, quién casi se desmaya por el repentino movimiento gracias al calor que hacía ahí y la deshidratación que tenía por haber llorado cómo un bebé.

— ● —

Cuando volvió a su cuarto, se encontró con una situación un tanto inesperada.

— ¡Enzo!

Julián se levantó corriendo de la cama y lo fue a abrazar.

— ¿Qué haces despierto? Ya es tarde — Cuestionó, aceptando el abrazo del contrario.

— Quiero hablar con vos. — Respondió con una sonrisa el cordobés. — Sentate.

Con esas cinco simples palabras, a Fernández se le salió el alma del cuerpo. Obedeció a la orden del mayor y lo miró algo asustado.

— Me enteré de esto hace unas horas y me parecía importante que lo sepas.

— Decime, Julián. — Suplicó Enzo, casi en un tono desesperado.

— Bueno, la cosa fue así. Estábamos paseando con Paulito por los pasillos y en eso, vimos al Licha y al Cuti entrar a la habitación re desesperados. Entonces, nos quedamos ahí y nos pareció escuchar gritar al Licha. — Contó el cordobés, super orgulloso. — Y después de un rato salieron agarrados de las manitos.

— ¿Y? — Preguntó Fernández, recuperando el aire.

— ¿Cómo que "y"? ¿Sos tonto? Significa que cogieron.

Álvarez sacudió, desesperado, por los hombros al contrario, para ver si podía reaccionar cómo se debía ante tal chisme.

El Cuti y el Licha habían cogido, podían vender eso a la prensa y hacerse millonarios más de lo que ya eran.

Ahora se lo quería contar al Papu para tener una reacción buena, pero él no lo podía saber porque era algo que se tenía que mantener en secreto, y Gomez no sabía quedarse callado.

— Tampoco es la gran cosa, Juli. Ya está.

Restandole importancia al asunto, Jeremías se levantó de la cama y se fue al baño, dejando al nueve de la selección confundido y ofendido.

El menor se lavó la cara y se metió a la ducha. Estuvo casi una hora dentro del baño, encerrado, esperando a que el cordobés se durmiera. Lo que menos quería era verle la cara ahora. Pero para su mala suerte, su compañero lo estaba esperando en su cama, como un nene chiquito, sólo que con un pequeño detalle, que lo cambiaba todo para el morocho. Juli ya estaba listo para dormir, o sea, estaba en bóxer, y eso no lo ayudaba para nada.

— Estás re raro, ¿qué te pasa? — Cuestionó preocupado su compañero de cuarto.

— Nada. Estoy cansado y un toque frustrado. — Admitió, cambiándose y metiéndose a la cama. — Fue un día muy largo.

— Ya sé, pero me preocupas.

El delantero tapó con las sábanas bien al menor y le sonrió.

— No sé qué te pasará, pero cualquier cosa lo podes hablar conmigo.

Y le sonrió. Y Enzo sintió que se iba a morir. Y se le iba a parar la pija. Y le estaba por dar un colapso mental. Y todo.

— Vos me pasas.

¿El mayor enemigo de Enzo? Exacto, su mente.

— ¿Qué?

Ay, mierda. Enzo nunca había tenido que invertarse una excusa tan rápido.

— Que me pasas vos, siempre, cuando jugamos, porque corres como loco. Sos como el Rayo McQueen de la selección.

Enzo se odiaba, pero en el fondo un poquito se quería porque era super fachero, copado y rápido para pensar.

Julián tocó la frente del contrario y al sentir que no tenía fiebre, lo miró más preocupado que antes.

— ¿Vos te drogaste?

Preguntó con la misma seriedad que un padre se lo pregunta a su hijo adolescente. El veinticuatro negó rápidamente y recibió una mirada desconfiada del mayor.

— Te voy a estar vigilando, Enzito. Andas raro vos.

Se acostó y apagó las luces, dejando al porteño con miedo e incertidumbre de si lo había descubierto o no. Respecto a lo que sentía sobre él, obviamente, no sobre la droga. Él no se drogaba. En todo caso, ese era Ota.

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espero que hayan disfrutado el capítulo😋😋

tengan una linda semana y tomen mucha agua, gracias por leer💋

Tu misterioso alguien. - Enzo Fernández x Julián Álvarez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora