Sentada en el coche iba mirando las calles repletas de lugares que no había visto nunca. Si esa era la misma casa y zona, no me lo podía creer; donde estaba el bosque y el prado de alrededor de la casa, ahora había casas y lugares llamados "tiendas". La gente iba andando, no en caballo; las mujeres vestidas como hombres y algún hombre pintado como una mujer.
De ahí pasamos a una zona solo repleta de otros coches, a lo que mi abuela llamó autopista. Según me explicó era una manera de llegar más rápido a los lugares, nos dirigimos dirección Londres. En parte, al ver el campo, parecía que no había pasado el tiempo y que seguía en el s. XV. Seguimos durante una hora más hasta que, de repente, mi abuela se desvió y terminó en un camino que entraba como a un bosque. Al final la carretera terminó siendo un camino a los que yo estaba acostumbrada, solo faltaba algún carruaje de caballos llevando a una adinerada familia del sur de Londres.
Estábamos en las afueras de Londres (del actual Londres), mi abuela paró el coche, se bajó y me hizo bajar a mí.
- No reconoces este sitio, ¿no? - me preguntó, pero al ver la confusión en mi cara, siguió hablando. – Hace mucho tiempo aquí empezaba el terreno de Londres, bueno esto era el terreno de nuestro hogar. No me mires con esa cara, para ti solo han pasado cinco años, pero para mí han pasado seis siglos. – Su cara estaba expresando alegría, tristeza y nostalgia a la vez. En sus ojo se arremolinaban recuerdos, la nostalgia se hacía apetente a simple vista.
- Pero ¿Cómo es posible que no hayas cambiado nada? Con todo el tiempo que ha pasado y sigues igual...- Si yo no entendía como yo no había cambiado, menos entendía el caso de mi abuela. Una mujer que rondaría ahora los 74 años, pero parecía seguir en sus 60 tranquilamente.
Ella río y siguió andando unos metros hasta apartar unos árboles y dejar a la vista la entrada de un castillo: MI HOGAR. Solo al ver la entrada me vinieron recuerdos de toda mi infancia, de los paseos por los jardines, montando a caballo, de mis padres, de mi tía y sus grandes cuentos. Ahora todo está en ruinas, es como si no hubiera existido nada; ya solo eran recuerdos en mi cabeza que atesoraría durante toda mi vida.
Entré como si entrara por la puerta principal, giré hacia la derecha donde estaba el salón de baile. Lo anduve entero recordando cada rincón, cada alfombra y cada vela. Lo recorrí recordando los bailes, las fiestas y todas las personas que bailaban. Al pasar por un punto, el suelo crujió, quité las hojas porque me pareció que sonaba demasiado extraño. Lo que encontré me desconcertó, era una trampilla y descubrí unos escalones que daban a un descansillo, bajé y vi una sala redonda con cinco estatuas, cinco estatuas de personas en círculo y cada una con un símbolo grabado en unos colgantes tallados. No recordaba nada de eso, absolutamente nada; y eso que yo había investigado desde pequeña cada parte de ese castillo. Pero no solo vi las estatuas, detrás se encontraba el inicio de unos túneles. Quería entrar, pero mi abuela me paró.
- Todavía no entres ahí, antes debes saber más por qué, sino no podrás volver.
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CRÓNICAS DE UNA BRUJA
מדע בדיוניLo que pasó, no debió haber sucedido. Tan fácil como eso, tan difícil saber por qué. Un viaje a través de traiciones y verdades nunca reveladas. No te fíes de nadie, incluso de tu familia. .PROHIBIDA SU COPIA O ADAPTACIÓN. Se tomarán medidas legal...