Pasé años practicando, aprendiendo y conociéndome a mí misma para llegar a ser la mitad de buena que mi tía. Una tarea muy difícil, por momentos pensaba que ni lo más sencillo saldría adelante. El saber que no tienes a nadie que te ayude, que esté para ti cuando no puedes más y solo quieres llorar, en las noches en las que te preguntas cómo sería todo si tuvieras a alguien que dijera "sigue, puedes con ello".
Lo primero de todo, descubrí quien era esa bruja antigua que me había dicho mi tía, nunca llegué a pensar que fuera mi abuela: Minerva Higgins. Esa mujer severa, de mente cerrada, siempre en contra de cualquier cosa que se saliera de lo normal y nunca cediendo ante nadie. Esa mujer, que había ordenado quemar en la hoguera a una pobre mujer pelirroja alegando brujería, era una de las brujas más antiguas y poderosas según el libro "Los anales de la brujería". Una mujer, que por lo que se ve, no conocíamos nadie en realidad. Una persona que se encondía a plena vista, haciendo de todo por no llamar la atención y a la vez en el ojo del huracán.
Me propuse ir a verla porque había cosas que no encontraba y no sabía, consejos que necesitaba, alguien que me guiara en el camino correcto. Así que quién mejor que ella para explicármelo, ahora solo tenía que averiguar dónde estaba. Me puse a buscar en los libros hasta dar con un hechizo de localización, lo único que tuve que hacer fue poner un mapa en una mesa, me puse delante de un retrato de mi abuela y un collar de un cristal con un símbolo celta. Según el hechizo, el cristal debería señalar hacia el lugar donde estaría la persona que querías encontrar. Pero el resultado fue muy extraño, según el hechizo mi abuela estaba en la misma casa que yo. Pero no podía ser, yo llevaba 4 años ahí y no había nadie; solo se me ocurrió ir al templete, algo debería haber allí.
Hacía dos años que había descubierto unas puertas en el templete que llevaban a diferentes sitios. Podía ser que una llevara a la casa, pero en otro tiempo; según había leído, el hechizo de la casa podía provocar que se formaran diferentes dimensiones de la misma en diferentes épocas. Me pasé una hora entera sin parar pasando por una puerta y después por otra, hasta que a la novena encontré una puerta que fue a dar al templete de nuevo. Me pareció tan raro que me fijé en el símbolo de encima de la puerta, era un Hidra de Lerna, representante del agua.
Debía haber vuelto, así que marché por la puerta de salida para la casa, pero al pasar algo era diferente. Había una mesa y encima cuadros muy diferentes a los que yo solía ver. No eran pintados, tenían una pantalla protectora de cristal. Miré por la ventana y vi pasar una maquina que nunca había visto que llevaba 5 personas dentro, las mujeres llevaban pantalones. Estaba tan absorta en todo lo que estaba viendo que no me di cuenta de que mi abuela me miraba atenta, esperando a que me diera cuenta desde la cocina. La miré y la vi cómo iba vestida, iba como esas mujeres de la calle; estaba preciosa, sonriente y feliz. De la mujer severa que conocía, no quedaba nada, me encontré una mujer relajada con una luz en la mirada que no había visto nunca.
- Bueno querida, no te quedes de pie. Bienvenida al s. XXI, sé que es un "poco" diferente al s. XV, pero puede que te guste.
- ¿Cómo que el s. XXI?, pensé que estarías en Escocia... ¿Y esto cómo es posible? - estaba tan desconcertada y miraba tanto a todas direcciones que la cabeza empezó a dar vueltas, la habitación se difuminaba y la voz de mi abuela se volvió completamente ilegible. En un solo momento después, solo veía negro a mi alrededor.
Cuando me desperté era de noche, ya no sabía si estaba en casa, en el castillo francés o bajo tierra. Tenía una sensación de inseguridad y miedo juntado con peligro y alerta, completamente en guardia observé como entraba mi abuela en la habitación donde me encontraba. Me puso ropa encima de la cama para que me vistiera mientras me miraba con paciencia y ternura a la vez.
- Prepárate, tengo mucho que enseñarte antes de que vuelvas a casa, debimos hacerlo cuando empezaste a mostrar tus aptitudes, pero no era seguro. En 10 minutos nos vamos querida, no quiero apresurarte pero no disponemos de mucho tiempo más. - se dio la vuelta después de regalarme una sonrisa tranquila y se fue.
Me vestí y me dirigí a la puerta donde ella me esperaba, eran los mismos pasillos y las mismas habitaciones. Era como estar en casa, pero sin estarlo. La sensación de familiaridad, pero sabiendo que no era la misma "casa" en realidad.
- Todo lo que vas a ver es el resultado del paso de los años, de los avances de la humanidad, y sobre todo de las brujas. Lo creas o no, nada habría sido posible sin nosotras. Hoy conocerás el por qué del templete, de las puertas inter-dimensionales, del consejo de brujas y de tu misión. Tu eres una de las que ha conseguido esto, y conoces a quienes querían y quieren destrozarlo. - me dijo abriendo la puerta y subiendo a esa máquina a la que ella denominaba coche. De lo único que estaba segura, es que necesitaba tiempo para procesar la gran cantidad de información que había recibido en un solo día.

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CRÓNICAS DE UNA BRUJA
Science-FictionLo que pasó, no debió haber sucedido. Tan fácil como eso, tan difícil saber por qué. Un viaje a través de traiciones y verdades nunca reveladas. No te fíes de nadie, incluso de tu familia. .PROHIBIDA SU COPIA O ADAPTACIÓN. Se tomarán medidas legal...