Capítulo Cuatro

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—¿Por qué me miras como si me hubiera salido otra cabeza? —preguntó Kyuhyun.


—Sólo estaba pensando —dijo Sungmin—. ¿No tendrás un par de ex-parejas recibiendo pensiones, verdad? —intentó hablar con frivolidad, pero sentía una enorme curiosidad por su pasado.

Kyuhyun se sorprendió ante la inesperada pregunta.


—No, ninguna. Eres la primera persona con la que he estado comprometido.


Sungmin ignoró la oleada cálida que le recorrió al oír sus palabras, y se recordó que Kyuhyun no hacía más que cumplir con su parte de un acuerdo.


—¿Y tampoco un amante posesivo, o algún hijo? —prosiguió, dispuesto a utilizar lo más posible su cercanía. Para su sorpresa, el rostro de Kyuhyun se endureció.


—¡Nunca he sido padre!


—Ya veo —dijo Sungmin débilmente, preguntándose por el motivo de tan violenta respuesta.


Pero Kyuhyun no parecía tener ganas de seguir por ese camino, y su hermano estaba a punto de presentarse.

—¿Qué es lo que quieres saber? —preguntó Kyuhyun. "Todo", pensó Sungmin. En lo concerniente a Kyunyun su curiosidad era insaciable.



—Estaba pensando en las razones que daré a mi familia cuando rompamos este compromiso —dijo por fin—. Algo tendré que explicar. Y algunos de los viejos tienen ideas muy firmes sobre la nobleza y la lealtad.


—¿Supongo que los hijos ilegítimos no lo arreglarán?


—No digas eso.


—¿Decir qué?


—Hijos ilegítimos. Parece como si fuera culpa de los niños.



Kyuhyun sintió una sensación extraña ante la expresión de Sungmin. Para algunas personas aquello era importante, y Kyuhyun se relajó al saber que no lo era para Sungmin.


—Pero volviendo a nuestro problema... — Sungmin dejó de hablar al ver a Jeno entrar en el salón.

—¿Y papá? —preguntó el niño.


—Está en la cocina, pero ya nos vamos —dijo Sungmin.


—Ojalá no tuviera que ir. La tía Ying me da besos y no me gusta. Jeno miró a Kyuhyun con esperanza.—¿Por qué no besas a tía Ying? Ya que te gusta besar a la gente...


—Beso a tu tío Sungmin porque somos novios —explicó Kyuhyun—. Y no soy novio de tu tía abuela Ying.


—No entiendo qué importa —dijo Jeno con seriedad. Se sentó en el sofá y miró a Kyuhyun. Éste se movió con nerviosismo bajo la mirada implacable de Jeno pensó en qué decirle.


¿Cómo se hablaba con un niño de seis años? Las tonterías de los adultos no servían.
—¡Nos vamos! —gritó entonces Hae desde la entrada—. ¡Es la hora!


Kyuhyun se puso en pie con alegría. No sabía si la cena le gustaría, pero todo era mejor que someterse al examen de Jeno.



No tardó ni cinco minutos en comprender que su juicio había sido apresurado. Y que quizás había malgastado su infancia soñando con pertenecer a una familia numerosa. En lo referente a la de Sungmin, la realidad era muy distinta de sus sueños.

Recibió la primera impresión sobre la excentricidad de la familia de Sungmin antes de entrar en la casa de la tía Ying. Uno de los cuatro ancianos sentados en el porche lo miró, entrecerrando los ojos tras el humo azul de su puro y declaró:



—¿Es éste tu futuro, Minnie? Pues altote y flacucho como es, seguro que luego engorda. Basta verlo.



—Kyuhyun, este hombre con tanto tacto es mi tío abuelo Xiying. Los otros son Jong, Lin y Youngsoo. Les presento a Cho Kyuhyun.


Sungmin colocó la mano sobre el hombro de Kyuhyun para darle ánimos. Tocarlo era siempre un placer, pensó soñadoramente. No debía pensar en cómo sería tener todo su cuerpo entre sus brazos.


Su cuerpo desnudo.


Pensó en la cama que los esperaba en casa de Donghae y le ardieron las mejillas, ¿Llevaría Kyuhyun un pijama? Quizás se lo había dejado, pensando que dormiría solo... Su sonrojo se hizo más profundo.


—¡Ja! —exclamó Jong—. Debe estar enamorado pues parece en trance.


—¿Por qué si no iba a casarme? —inquirió Sungmin.


—¡Miles de razones! —los ojos de Lin se dirigieron sin pudor a su delgada cintura y luego miró a Kyuhyun—. ¿No habrás estado haciendo cosas que no debes con Sungmin, verdad?


Sungmin cerró los ojos.


—No te pases, Lin —le reprochó Jong—. El chico se va a casar con Sungmin y si es lo que el quiere, ya es bastante.


—Así es —dijo Sungmin con énfasis—. Es exactamente lo que quiero. Kyuhyun es perfecto.



Kyuhyun se sorprendió ante el placer y el orgullo que sintió al escuchar a Sungmin. Por más que supiera que todo era un juego, no podía evitar pensar en cómo sería si fuera en serio.


—¿Fumas, chico, o eres uno de esos? —preguntó Yungsoo.


Kyuhyun lo miró con asombro, intentando comprender a qué grupo se refería.


—No fuma —respondió Sungmin.


—Oh, y al parecer tampoco habla —concluyó Jong.


Xiying movió la cabeza con pesar.—He estado casado sesenta años, hijo, y te daré un consejo. El comienzo es lo importante. Si dejas que Sungmin lleve el mando, te dará órdenes toda la vida.


—Yo no le doy órdenes —protestó Sungmin.


—Es un chico con carácter, hijo —siguió Xiying ignorando su protesta—. Tendrás que mostrarle quién es el jefe. Y ahora que ha encontrado un marido, debería dejar de trabajar. Las Mujeres y los donceles debe estar en casa cuidando de su familia y no dando vueltas por la ciudad como unos cualquiera.


Sungmin se mordió el labio para no responder una grosería. Llevaba toda su vida peleando con sus parientes y nunca les habían prestado la menor atención. No iban a empezar a escucharlos ahora.


—No puede dejar de trabajar —dijo Kyuhyun pasando un brazo por los hombros de Sungmin—. No puedo estar sin él en la oficina.


La evidente sinceridad en el tono de Kyuhyun le ayudó a contener su mal humor. Sus tíos eran unos ancianos y no valía la pena enfadarse. Y Kyuhyun no tenía nada contra los esposos y esposas que trabajan. Sólo tenía algo contra con el matrimonio, al parecer.


La ocurrencia destruyó todo su placer.


Youngsoo replicó. —Eso es lo malo del mundo moderno. Nadie conoce dónde está su lugar.


—Mi lugar está en la cocina, ayudando a mamá —dijo Sungmin, aprovechando la ocasión.Quería a sus tíos, pero a veces deseaba matarlos.


—Lo siento —le dijo a Kyuhyun cuando estuvieron dentro.


—Sungmin, enséñame ese anillo —la tía menos querida de Sungmin, Minsoo, apareció ante ellos, luciendo su sonrisa más falsa.


Sungmin tendió la mano con gesto obediente, intentando parecer amable. Durante años, la tía Minsoo se había pasado las reuniones comparando a sus bien casados hijos con el soltero Sungmin. Y ahora Sungmin no sólo tenía un novio, sino que éste era guapo, educado, rico y absolutamente encantador.


—Casi parece bueno —comentó Minsoo con aire de entendida.


—Es bueno —dijo Kyuhyun con dulzura—. Tan real como mi amor por Sungmin.


"Si eso fuera cierto"..., pensó él con dolor.


—¿De verdad? —Minsoo miró a Kyuhyun con reproche. No estaba acostumbrada a que nadie le llevara la contraria. En realidad, todos los miembros de la familia intentaban evitar su lengua viperina y cuando no lo lograban, la aguantaban callados a la espera de que decidiera torturar a otra persona.


—Si nos perdonas, tía, voy a buscar a mi madre —Sungmin arrastró a Kyuhyun a la cocina, pero primero se cruzaron con una prima adolescente, Seulgi, que miro a Kyuhyun como si fuera un regalo caído del cielo.

Sungmin sonrió algo exasperado al observar el movimiento de caderas de su primita y su ridículo intento de mostrarse sexy. Seulgi era una chica encantadora que atravesaba una época insoportable. Sungmin deseó que iniciara su aprendizaje sentimental con chicos de su edad.


—Kyuhyun, te presento a mi prima Seulgi —dijo Sungmin observando a Kyuhyun que miraba a la chica con un aire entre divertido y asustado, como ante un nuevo ejemplar nunca visto.


—Estoy tan contenta de conocerte —susurró Seulgi batiendo las pestañas de forma exagerada.


—Yo también—dijo Kyuhyun preguntándose por qué llevaría una chica tan joven tanto maquillaje.


—Luego te vemos, linda —dijo Sungmin y siguió tirando de Kyuhyun.

—¿Qué edad tiene esa niña? —preguntó Kyuhyun que no salía de su asombro, volviéndose para encontrarse con la mirada hambrienta de Seulgi.


—Trece o catorce —dijo Sungmin—. No te preocupes, no es nada personal. Le pareces guapo y mayor y está haciendo pruebas. Quiere que la encuentres fascinante. Kyuhyun rió suavemente.


—La encuentro fascinante, pero no por los motivos que cree. Es curioso, tú siempre me has parecido tan maduro y controlador. Parece mentira que todas estas personas tan... espontáneas... sean parientes tuyos


¿Controlador? Sungmin evaluó la definición. Sólo el sabía el esfuerzo que le costaba.


—En realidad, esto es sólo una parte. Mis dos abuelos tienen un montón de hermanos y todos se han casado y han tenido muchos hijos. Hasta mi generación no ha comenzado la natalidad limitada.



Una pena que las costumbres cambiaran, pensó Kyuhyun, mirando a Sungmin. Lo veía muy bien como Papá de una gran familia, con cinco o seis hijos gritando a su alrededor. Una emoción antigua y sin nombre le rozó la mente. ¿Quién sería el hombre que faltaba en el cuadro? La incomodidad se agudizó al pensar en un hombre sin rostro que podía abrazar a Sungmin y besarlo.


Y llevarlo a la cama.


No era asunto suyo lo que Sungmin hiciera con su vida. Estaba seguro de que dejaría de importarle tanto cuando lograra satisfacer su intenso deseo.

Sin duda todo cambiaría cuando hicieran el amor unas cuantas veces. Pues un deseo tan intenso no podía durar. Y después no le dolería que Sungmin se casara con otro hombre y tuviera hijos. Incluso se alegraría mucho por el. Sungmin se merecía a alguien que lo quisiera para siempre. Alguien dispuesto a casarse con el y dedicar su vida a hacerlo feliz, Hacía mucho tiempo que él había aceptado que no se casaría, que no podía casarse.


El recuerdo de la mirada triste de Victoria rechazando su propuesta de matrimonio surgió en su mente con la claridad y el dolor de las otras veces.

La había conocido en la universidad y fue la primera mujer con la que tuvo una relación seria. Lo bastante seria como para asumir que sus promesas de amor implicaban que se casaría con él cuando se lo pidiera.


Pero lo había desengañado rápidamente, Victoria había leído muchos estudios psicológicos sobre los peligros de casarse con un hombre que no había conocido familia alguna y que no sabía lo que era crecer en un entorno normal. La justificación le había hecho mucho daño, pero la había tomado completamente en serio.


Primero sintió rabia y dolor, pero luego leyó los mismos estudios y se resignó. Al parecer  sería un marido desastroso y un padre peligroso y cualquiera, Sungmin por ejemplo, terminaría odiándolo. 


—¿Te parece normal que a mi edad tenga yo que salir a buscarte? —una anciana de aspecto frágil, encorvada sobre un bastón, se acercó a ellos y sacó a Kyuhyun de su doloroso ensimismamiento. 


—¡Abuela! No sabía que estabas aquí o te hubiera buscado nada más llegar —Sungmin abrazó a la anciana con cariño.


—Estaba en el estudio viendo esa cosa que ha traído tu tío Gyu —La abuela hizo una mueca—. A mi entender, es un invento del demonio y debería quemarse.


Sungmin intentó imaginarse qué era lo que había llevado su tío Gyu que podía despertar tanta censura.


—Hay dibujos de mujeres desnudas —prosiguió su Abuela en el mismo tono de ofensa—. Y cuando lo comenté, tu primo Jonghyun dijo que él sabía dónde encontrar fotos de personas haciendo Dios sabe qué cosas.


Al pensar en Jonghyun, Sungmin lo comprendió de pronto.—Ha estado navegando por Internet —explicó al confuso Kyuhyun.


Kyuhyun estudió los rasgos furiosos de la mujer y decidió que lo mejor era no decir nada. Las personas que tienden a censurar no quieren escuchar consejos de los que creen en la libertad de expresión.


—Kyuhyun, te presento a la abuela. Es la madre del abuelo Kang. Y la matriarca de la familia.


—Y no lo olvides, hijo —dijo la abuela.


—Mira mi anillo, Abuela—Sungmin intentó así evitar el sermón que se avecinaba y que podía ser temible.


—¡Bah! Eso no es más que una piedra, niño. Lo importante es el hombre que te lo ha dado.


—Kyuhyun es el hombre que quiero —comenzó Sungmin de nuevo—... Es perfecto.


—Nadie es perfecto y menos un hombre —replicó la abuela—. Ni siquiera mi querido Hyosung. Hasta él tenía algunos fallos.


Sungmin la miró con asombro. Era una vieja broma en la familia el comentar que cuanto más tiempo llevaba muerto, más perfecto se volvía el bisabuelo.


—Lo importante es esto: ¿puedes vivir con sus defectos? Tienes que preguntártelo. El matrimonio no es como comprarse un traje que puedes devolver si no te sienta bien. O al menos no debería ser así —La abuela miró a través de la habitación a un primo de Sungmin que iba por su tercer marido.

Sungmin miró en su dirección y vio que la puerta de la cocina se abría para dejar paso a su madre. Minha observó a la abuela y rápidamente regresó a la seguridad de la cocina.


Sungmin se resignó. No iba a obtener ninguna ayuda de su madre. Eso del apoyo a la familia no iba con sus parientes. Todos se escabullían en cuanto podían evitar un conflicto, aunque tuvieran que sacrificar a alguien para su comodidad.


—Y luego están las creencias —continuó la anciana—. ¿Eres católico? —la pregunta se dirigía a Kyuhyun.


—Pues no —admitió éste.


—¡No es católico! —exclamó la abuela con asombro—. ¿Y quieres casarte con nuestro Sungmin?


—Soy protestante —se excusó Kyuhyun, sintiendo que había caído en un agujero negro del tiempo.


—¿Qué denominación? —inquirió la más vieja.


Kyuhyun se encogió de hombros.

✨UN JEFE MUY ESPECIAL | KyuMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora