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No entiendo una chota, pero vamos a patearle el trasero a ese tal Luke.
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Halsey.
Annabeth se ofreció para ir a investigar ella sola, ya que tenía la gorra de invisibilidad ese, pero Percy la convenció de que era demasiado peligroso. O íbamos todos juntos o no iba nadie.
—¡Nadie! —votó Tyson—. ¡Por favor!
Estaba de acuerdo con Tyson, pero no quería mostrar flaqueza y miedo a mis amigos. Nos detuvimos en el camarote un momento para recoger nuestras cosas; pasara lo que pasase, no pensábamos quedarnos otra noche a bordo de aquel crucero lleno de zombis, por más que tuviesen un bingo de un millón de dólares.
En el petate que Hermes me había dejado, se encontraba un guante de cuero negro sin los dedos. Por alguna extraña razón, me hizo recordar a mi papá y su fascinación por Rolling Stones, aunque a simple vista no pareciera que fuera fan de la banda. Lo curioso era que no traía el otro par y me empezaba a preguntar porque el Dios de los Ladrones me dejaba regalos muy extraños.
Al final, decidí quedarme con el guante, era muy bonito a fin de cuentas.
No quería que Tyson cargara con todo, pero él insistió y Annabeth nos dijo que no nos preocuparamos. Tyson podía cargar cuatro petates al hombro con la misma facilidad con que yo llevaría una mochila.
