Mi Último Suspiro - 3

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Jay estaba sobrellevando mal la situación, sus padres se equivocaron al querer darle su espacio porque según necesitaba estar solo, eso es lo peor que pudieron hacer pues Jay empezó a aferrarse de su soledad, buscando su luz, buscando a su Wonie, era el único que causaría de nuevo su brillo en sus ojos, pero en todas esas veces caía en cuenta de que él ya no estaba y que él mismo lo mató, y una vez más, recaía.

Un año había pasado ya y eran innumerables las veces en que había intentado hacerle compañía a su niño, en todas fallaba, no entendía porqué pero nunca se le podía cumplir, como lo fue aquella noche de Junio, aún tenía dudas sobre aquello.

Y es que, se encontraba en el puente más alto de la ciudad, los autos pasaban a gran velocidad sin posibilidad de detenerse, debajo del puente estaba el río, no tenía miedo de caer, de todos modos caería en el agua y allí recuperaria a su amor.

Y así lo intento, se pasó del otro lado de la barda y cerró sus ojos, dispuesto a impulsarse hacia adelante pero algo se lo impidió, y es que debajo del puente salieron hermosas palomas blancas que le hicieron regresar a la acera con miedo de que chocarán con él. Después de eso una patrulla se detuvo y le pregunto que qué estaba haciendo en la orilla, él simplemente le respondió que su celular se había caído y que pensaba recuperarlo.

Por suerte, aquel día la policía lo dejo cerca de su casa pues no creían del todo lo que él joven juraba que habría pasado.

Así habían sido las anteriores veces, una vez intento hacerse heridas con el objeto filoso pero resultó que este no tenía el suficiente filo. O cuando se sumergió en la tina llena de agua dispuesto a quedar allí, pero de pronto el tapón fue safado y el nivel del agua bajo. El día que fue a la playa se metió en las profundidades del mar pero las potentes olas lo habían echado fuera en vez de tragarlo, ¿Qué estaba ocurriendo?

Bueno, pues detrás de todo esto estaba su precioso angel guardián, Yang Jungwon, quien ya se encontraba agotado, había salvado a Jay más de unas treinta veces en tan solo un año y eso era mucho para él. Tenía que notificar a sus padres el estado de Jay, pues ellos estaban seguros de que su hijo necesitaba espacio y en cuestión de tiempo se sentiría mejor, no estaban ni un poco enterados de las veces en que Jay intento quitarse la vida. Y era momento de que lo supieran.

Hoy era uno de esos días, se levantó de la cama con la playera de Jungwon en brazos y bajo a la cocina a paso torpe, estaba solo en casa, sus padres estarían trabajando a esas horas, así que lo que hizo fue tomar la caja con todos los medicamentos y tomo un gran puño de entre todas las pastillas.

- ¿PERO QUÉ HACES PARK?

Gritó exaltado pero el mayor ya había llevado el puño a su boca y tragado un montón de agua, de sus ojos solo salieron lágrimas y tomo la fotografía de Jungwon que se encontraba en la mesa.

- Espérame un poco más... Ire contigo...

Dicho eso cayó al suelo de golpe, Jungwon reviso lo que tomó y se dió cuenta de que era un medicamento muy fuerte. Estaba desesperado, ¿Como lo ayudaría ahora?

El teléfono de Jay sonó, era su madre, sin pensarlo dos veces uso su energía para contestar este y cayó cerca del chico en el suelo.

- Jay, cariño ¿Estás bien? ¿Ya comiste? Te deje comida en la nevera, come un poco mi vida.... ¿Jay?

No obtenía respuesta a sus llamados así que grito, Jay aún tenía sus ojos abiertos sintiendo las pastillas hacer su efecto y causarle alucinaciones, la cual le llevo a poder ver a Jungwon.

Mi último suspiro • JAYWON •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora