Capitulo 3

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Pero no se queden ahí parados—Izuna se acercó al grupo y luego de saludarlos recibiendo las felicitaciones, como los presentes, los condujo a donde se hallaban los otros invitados—Madara tenía razón, estás muy linda Hinata—soltó el festejado, haciendo que la ojiluna enrojeciera de inmediato.

—Gracias y feliz cumpleaños—atinó a responder sintiendo que se le quemaba el rostro, cuando él la abrazó frente a todos.

—¿Desean algo de beber?—preguntó una de las empleadas y uno a uno fueron eligiendo la bebida de su preferencia.

—Ven Hinata... siéntate aquí con nosotros—quienes conocían a los primos Hyuga, no pudieron evitar rodar los ojos ante el predecible comportamiento del protector castaño. Era claro que prefería mantenerla cerca y no a merced del escrutinio de los varones.

—Lo hará mas tarde, porque ahora la llevaré afuera para mostrarle el jardín—Madara aprovechó el momento para hablar con ella sobre lo que estaba haciendo en ese antro. Sakura le dijo que la ojiluna tenía algo que hablar con él y supuso que se trataba de lo mismo.

—Con permiso—ella se fue a toda prisa con el azabache, sabiendo que Neji no iba a protestar. Una vez afuera, pudo expulsar el aire que había contenido.

—Ahora que estamos a solas, estoy listo para escuchar tu historia—el Uchiha quería echarse a reír cuando veía las distintas reacciones que mostraba el adorable rostro de la chica—De antemano te garantizo que esta conversación quedará solamente entre nosotros—Hinata suspiró sabiendo que debía confesarle todo.

—Se trataba de una apuesta que perdí—poco a poco le fue relatado los hechos, omitiendo a sus amigas, aunque para Madara no hacía falta que las mencionara. Conociéndolas como las conocía, era claro que Ino y Sakura eran las autoras intelectuales—¿Me cree?—cuestionó luego de la explicación.

—Si te creó y para que estés mas tranquila, no le diré nada a nadie, con la condición de que no lo vuelvas a hacer—ella lo miró y avergonzada bajó la cabeza—¡Bonita!—le levantó la barbilla y la obligó a verlo—Esto no se trata de una reprimenda, ni tampoco te juzgo, pero si no tomas las medidas adecuadas, alguien podría aprovecharse de ti y entonces si estaríamos en un gran problema con tu padre—el primero en reírse rompiendo la tensión fue Madara y momentos después, Hinata también lo imitó.

—Gracias por entenderme y por no decirle nada a mi familia—agradeció mas relajada.

—¿Crees que no fui joven?—cuestionó sonriendo—Te sorprenderías de las barbaridades que hicimos Hashirama y yo durante todos los años que fuimos a la escuela—apenas escuchó ese nombre y se sonrojó—incluso Izuna se nos unió en algunas locuras.

—Me resulta difícil pensar en usted haciendo algo indebido y ni hablar de... de Izuna, claro—Madara arqueo una ceja al notar que ella dudó en el nombre de su hermano. Posiblemente era a Hashirama a quien pensaba nombrar y no la culpaba, dado que ese tarado a simple vista, parecía un hombre serio y respetable, incapaz de romper las reglas.

—Además de ser muy competitivos con nuestros rivales, Hashirama y yo, también nos vimos involucrados en dichas apuestas... Hashirama tiene un alto poder de convencimiento, incluso involucró al antisocial de su hermano menor en un par de ocasiones—la ojiluna se quedó en silencio escuchando lo que decía Madara y por más que intentaba ver al castaño divirtiéndose, no lograba visualizar esa imagen. De pronto recordó la fotografía y quiso cuestionar al respecto.

—Ahora que llegamos, busque el baño y cuando regresaba, encontré una gran fotografía donde aparecen su hermano, usted y el señor Senju... también esta un peli-blanco a quien nunca he visto—Madara sonrió con orgullo recordando la admiración que causaban a cualquiera que viera en esa foto.

Todo, o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora