Capitulo 4

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

¿Que me pasa con él? Tengo miedo de lo que me hace sentir—se dijo Hinata una vez quedó a solas en su apartamento. Le había costado muchas lágrimas haberse enamorado de Gaara y como no podía ordenarle a su corazón permanecer sin ningún sentimiento, optó por concentrarse únicamente en su trabajo, en su familia y por supuesto, en sus amigas. Ella nunca se imaginó que tras las constantes rivalidades entre sus amigas con las otras chicas, terminaría conociendo al hombre que puso su mundo patas arriba.

Hashirama Senju era un hombre fascinante en todos los sentidos y desde la primera vez que lo miró, se quedó embelesada por su imponente presencia y ahora que volvió a probar sus labios, el corazón estaba por salirse de su pecho.

Desde su fallido matrimonio, no había vuelto a ser besada y ahora se sentía como si fuera su primer beso. Lanzó un gran suspiro y se palpó los labio... ¡Hashirama! Murmuro sonriendo.

[...]

Hashirama subió al auto de Hinata y sonrió. El interior del vehículo y su esencia, eran prácticamente un reflejo de ella. Esa mañana se levantó mas temprano que los días en los cuales no trabajaba y el motivo era Hinata, ella estuvo en sus pensamientos durante la noche y apenas pudo dormir por un par de horas. Se duchó a las seis de la mañana y realizó los arreglos correspondientes para llevarse el vehículo. Moría de ansiedad por que el tiempo avanzara y que el reloj diera las once, ya que a esa hora quedó de recogerla. Fue descuidado al ofrecer llevarle el auto dado que ahora, él se quedaría sin el suyo, aunque si lo pensaba fríamente, podía persuadirla de ir a dejarlo a su casa. Él ya conocía su apartamento, ahora le tocaba a ella, conocer el lugar donde vive.

Condujo sin dejar de sonreír y antes de llegar a su hogar, llamó a la mujer que contrató para mantener la limpieza. Si Hinata aceptaba pasar, debía asegurarse de tener todo en orden, ella tenía su apartamento muy limpió, por lo tanto, no se quedaría atrás.

La noche anterior, se dedicó a observar lo que había en casa de la Hyuga y pudo ver que le gustaba la comida dulce, así que se aseguraría de tener diversos postres a la vista. Quizás también podía ordenar unas fresas con chocolate, mismas que estuvieran cerca de la champaña. Se carcajeó al pensar que iba demasiado rápido, primero debía conseguir que ella aceptara entrar.

Aún sonriendo, se estacionó frente a su casa y miró a su hermano esperando por él—¿Que te trae aquí tan temprano? ¿Acaso te caiste de la cama?—Tobirama frunció el ceño al escuchar las sonoras carcajadas de su hermano. Eso sin duda alguna era muy extraño.

—¿Te sientes bien? ¿Te golpeaste la cabeza?—el albino veía al castaño con detenimiento y también se percató del auto en el cual llegó.

—Estoy muy bien hermanito—le dijo al mismo tiempo que le dio unas palmadas en el hombro, acto seguido, lo instó a entrar a la casa—Ya no me veas así y mejor dime ¿a que debo tu visita?—dejando de lado la confusión inicial que le causó el extraño estadio de ánimo del castaño, Tibirama le extendió un folder con documentos importantes, referentes al hospital.

—Como está semana no fuiste por el hospital, se requiere tu aprobación para las siguientes propuestas sobre el equipo médico y los nuevos internos... básicamente lo mismo de siempre—así era, pero la ausencia de Hashirama atrasó un poco las cosas y encima, ni siquiera llamó para aclarar el motivo de su ausencia.

—¿En serio?—se rascó la mejilla que no le picaba, ya que el día que iba al hospital, lo utilizo para indagar sobre la vida privada de la joven Hyuga. Olvido por completo que además de trabajar como jefe en la policía, también visitaba el hospital del que era la máxima autoridad—Bueno, creó que lo olvidé—sin más, tomó el folder y leyó detenidamente todo—aquí tienes—luego de firmar, regreso todo a su hermano.

Todo, o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora