02. Estoico

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                             Estoico
Ecuánime, que muestra fortaleza ante las dificultades.

Ni una sola vez se les cruzó por la cabeza que se enamorarían de alguien de su mismo sexo.
Es decir, para ellos lo "natural" era hombre y mujer; así fueron criados.    

Agustin había salido a citas con un par de chicas y Marcos había tenido una novia antes de entrar a la universidad.    

Nunca cuestionaron su orientación sexual y es porque nunca tuvieron motivos.    

Todo cambió cuando sus salidas comenzaron a ser recurrentes e incluso cada uno presentaron a sus padres con el otro.    

Es Marcos, un amigo de la universidad.
Es Agustin, un amigo de la universidad.   

Y así lo fue hasta que sus sentimientos empezaron a florecer.   

Sus amigos y padres lo notaban pero no les decían nada. Tenían que darse cuenta ellos solos.    

Cuando finalmente comprendieron todo, entendieron por qué los sonrojos de Agustin cuando Marcos le decía lo bonito que se veía o los latidos acelerados de Marcos cuando agustin le agradecía con un beso en la mejilla.    

Marcos dio el primer paso, no podía soportarlo más; estaban en la misma cafetería que se conocieron estudiando para un examen, se armó de valor y giró su cabeza mirándole, el Pelinegro estaba tan concertado leyendo una de las páginas del libro de anatomía humana hasta que sintió los ojos penetrantes de su contrario, sonrió inconscientemente y se incorporó en su lugar para mirarlo mejor.    

—Agustin—dijo en un susurro.    

—¿S-si?   

Estaba estático sintiendo como Marcos se acercaba más a él.    

—¿Puedo besarte?—preguntó a unos centímetros de sus labios.    

agustin no le respondió con palabras, con una mano tocó su mejilla y llevó la otra hasta la nunca para atraerlo y cortar distancia.    

Lo besó.    

Fue un beso torpe lleno de nerviosismo hasta que Marcos marcó el paso, le guió e hizo saber que no había problema con que no supiera hacerlo. Simplemente con tocar esos felposos labios ya había ganado y lo mejor, había sido correspondido.   

Al terminar el beso agustin tenía todo su rostro rojo como un tomate y escondió su cara en el pecho de Marcos soltando unas risitas.    

Esa burbuja fue cortada por las personas que se encontraban a unos metros de ellos.    

¡Que horror! ¿Cómo pueden hacer eso aquí?
¿Dos hombres? No deberían permitir que entren al café. Enfermos.   

Alzó la mirada y juraría que Marcos estuvo a punto de levantarse y encarar a esas dos chicas pero su agarre le detuvo.    

                                
        
              
—No. Solo vamos a casa.    

La realidad les golpeó, vivían en una sociedad que juzgaba.    

Siempre fue así para ellos así que tuvieron que "mantenerse al margen"    

Mío- margusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora