EpifaníaUn momento de sorpresiva revelación.
—¡Sálvenla!—gritó un hombre en la sala de emergencias—. Sálvenla—repitió en un hilo de voz cayendo al suelo mientras empezaban a bajar lagrimas sobre su mejilla.
Si rostro emanaba angustia y desesperación.
Su esposa estaba siendo operada ya que sufrió un accidente de tránsito.
Las enfermeras socorrieron al individuo y trataron de calmarlo, tomó asiento cerrando sus ojos, esperando buenas noticias.
Agustin presenció aquella escena, no era la primera ni mucho menos iba a ser la última. Marcos era el encargado de la operación, había entrado hace ya media hora.
Dedujo que aquel hombre era su esposo por el anillo en su mano izquierda, solo quería creer que la joven saldría sin problemas de la operación.
La luz que marcaba el uso de la sala se apagó.
Vió a Marcos salir e inmediatamente el hombre caminó hacía él.
—Señor Pertossi, lo siento mucho. La señorita Griselda perdió mucha sangre y no resistió—. Se inclinó hacia él.
¿Qué es exactamente lo que se siente cuando pierdes al alguien que amas?
Cuando tienes el uno por ciento de esperanza y es borrado para transformarse en cero.
Caes en un vacío sin fin.
—Me despedí de ella con un beso como siempre antes de irse a trabajar—Marcos le logró entender—. ¿Por qué a mi? Mi adorada Griselda.
—Hice todo lo posible—le aseguró.
—Gracias— dio media vuelta llorando—Hasta la próxima vida, mi amor—susurró sintiéndose desfallecer.
Para Marcos perder un paciente, una vida, era como perder un familiar y aun que sonaba duro, se había acostumbrado a ello, un día alguien muere y al otro alguien nace e incluso ambos en un solo día.
Agustin se acercó a él—¿Estás bien?—preguntó.
—Sí—parpadeó un par de veces—. Solo iré a cambiarme de ropa.
Le iba a seguir pero fue llamado por por parlantes a atender a un paciente.
Caminó hasta la camilla número tres, entró y vió a Joaquin con la cara llena de golpes, quien esperaba sentado sobre el colchón mirando sus zapatos.
—Joaquin, ¿Qué ocurrió?—llamó la atención del chico, notando su expresión cansada sin formular ni una sola palabra.
Una enfermera entró al cubículo un poco apenada.
—Doctor Guardis, disculpe—hizo una reverencia, Agustin le miró confundido y joaquin giró la cabeza para no mirar a ninguno de los presentes. la enfermera reincorporándose volvió a hablar—. No es tan grave, yo me encargo del joven—sonrió con nervios—, puede regresar a su oficina, le llamaremos si lo necesitamos.Hizo un sonido en señal de comprender lo sucedido pero no iba a dejar solo a Joaquin o al menos no hasta saber si había alguien a cargo de él.
—¿Quién es su representante?
—Un profesor pero dijo que llamaría a su representante legal.
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Mío- margus
AdventureMarcos Ginocchio y Agustin Guardis, los cirujanos más reconocidos de Buenos aires. enamorados, prometidos y colegas de trabajo. - margus - marcos (top) Agustín (bottom) -parejas secundarias: nachiago ADAPTACIÓN TODO LOS DERECHOS DE AUTOR SON PARA...