La lechuga misericordiosa

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No era desconocido el que Mario Hugo había crecido sin figura materna ni paterna al ser confundido con un repollo en una verduleria de pequeño.

Aunque era un bebé que todavía no sabía caminar correctamente recordaba todo exactamente como pasó.

Con los años fue creciendo y se crió solo, aprendió a hablar y a caminar sin siquiera la ayuda del dueño de la verduleria que lo trataba como una verdura más.

Luego, adoptó a una zanahoría y a un zapallo como padres convencido de ser una verdura.

Podía estar horas hablando con sus "padres" mientras la gente que pasaba por ahí o compraba verduras lo miraba pensando que quizás era familiar del dueño.

A veces hacía unas cuantas travesuras y se metía a las cajas de las verduras (ya que era muy pequeño) y se dedicaba a asustar a la gente que miraba las verduras.

Una vez, se metió a la caja de las lechugas y esperó a que hubiera alguien a quien asustar.

Esperó y esperó hasta que por fin vió a alguien ponerse en frente de la caja de madera. Entusiasmado, se preparó para asustar a la persona que había ahí pero grande fue el susto cuando sintió como levantaban la caja de las lechugas.

 Entusiasmado, se preparó para asustar a la persona que había ahí pero grande fue el susto cuando sintió como levantaban la caja de las lechugas

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El pequeño Chihuahua miraba hacia afuera con preocupación viendo como lo llevaban a otro lado.

Habían salido del local para ir a una especie de bodega en la parte del patio de la verduleria.

Vió como la gente que estaban comprando y la gente que pasaba por afuera lo veían ya que solo se veía una parte de su cara.

Cuando menos se dió cuenta ya estaba en la bodega, había olvidado que las lechugas ya estaban viejas y nadie las iba a comprar, por lo que las guardan para hacer composta.

De golpe la persona dejó caer la caja de lechugas, asustando al pequeño.

Cuando se aseguró que la persona se había ido salió de la caja y empezó a ver la bodega.

Estaba lleno de cajas de verduras, otras más viejas que otras que ya se estaban pudriendo.

En su curiosidad encontró otra caja de lechugas pero que una estaba increiblemente intacta mientras que las otras estaban viejas y podridas.

Se dió cuenta que no era cualquier lechuga, se dió cuenta que las demás lechugas estaban apiladas poniendo al final a la lechuga que estaba más que nueva.

Quiso mirar más de cerca la lechuga por lo que la sostuvo por unos segundos hasta que debajo de el se había abierto una compuerta que daba a una caida libre.

Estuvo cayendo a toda velocidad mientras se tapaba los ojos y gritaba con todas sus fuerzas de niño de 6 años.

Hasta que sintió como rebotaba en una superficie suave.

Uɴ Lɪʙʀᴏ Hᴇʀᴍᴏsᴏ Y Dᴇsᴄᴏɴᴏᴄɪᴅᴏ𖧷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora