Capítulo 3

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CAMILA


Es tan raro aquí.

Lauren parece furiosa. Se aleja de la comisaría como si hubiese robado un banco y está huyendo con una fortuna. Ella está muy molesta. ¿Y por qué no debería estarlo? No me ha visto en dos años y de repente llamo en medio de la noche y le pido que me saque de la cárcel. Por supuesto que está molesta.

Me inclino para poder mirarla por el rabillo de mis ojos. Es tan caliente.Sus brazos son más grandes que la última vez que la vi, debe ir al gimnasio. La manga de su camisa esta apretada alrededor de sus musculosos brazos tatuados. Aprieto mis piernas juntas cuando me siento húmeda entre ellas. He imaginado este momento tantas veces, sentada al lado de Lauren en su coche, pero no era así.

Nunca parecía loca en mis fantasías.

Su postura es tan rígida cuando se sienta en línea recta en su asiento con los ojos en la carretera. Está jadeando y todavía no ha dicho una palabra.

— Lo siento. — Sale como un susurro tímido.

Gira la cabeza abruptamente y me mira con unos ojos verdes que me causan escalofríos. Es tan intensa. Se ve furiosa. He estado planeando esto por mucho tiempo, pero lo he estropeado. Yo he estado enamorada de ella, desde siempre y ahora, cualquier pequeña oportunidad que tuviera se ha ido.

Le di su nombre a mi vibrador.

— Lauren. — Grito siempre cuando me masturbo con ella, fingiendo que es su polla.

— Puedes dejarme aquí. — Digo sintiéndome horrible.

Tengo el estómago revuelto, y solo quiero correr a casa y esconderme avergonzada bajo las mantas.

— Tomaré el autobús a casa y te pagaré el dinero de la fianza mañana.

— No. Te quedarás en mi casa esta noche.

Su voz es ronca. Profunda, áspera y llena de sexo y lujuria. Hace latir mi coño en respuesta. Trago fuerte cuando la temperatura sube dentro del coche. Electricidad corre a través del aire, amenazando con quemarnos a las dos. Sus brazos se flexionan mientras aprieta el volante y yo respiro profundo. Remolinos de excitación corren a través de mí, estableciéndose entre mis piernas.

La quiero con todas mis fuerzas.

Pero ella ya no me va a querer. Soy solo una chica y ella es una mujer de verdad. Ella siempre me va a mirar como lo que soy, la hija de Alejandro.

Pasa volando a través de dos luces rojas sin decir nada más.

— ¿Se lo dirás a mi padre?

Ella sacude la cabeza, ni siquiera me mira. Todavía no dice ni una sola palabra. Prefiero que me grite o que me dé un discurso sobre cómo la decepcione a ella y a mi familia, en lugar de darme el tratamiento del silencio.

Esto es insoportable.

He esperado tanto para verla y tenerla ignorándome me rompe el corazón. Respiro profundamente mientras me giro hacia ella.

— ¿Estás enojada?

— ¿Enojada? — El coche se desvía cuando gira la cabeza hacia mí,pareciendo conmocionada.

Sus brazos están muy tensos mientras se agarra al volante como si no confiara en sí misma para dejar sus manos libres a mi alrededor.

— Nunca me enojaría contigo.

Mi respiración se acelera con la suavidad de su voz.

— Me alegro de que estés bien. — Me mira con preocupación en sus ojos.

— ¿Estás bien?

— Lo estoy ahora.

Nuestros ojos se encuentran y puedo sentir mis pezones endurecerse debajo de mi sostén. Hay tanta tensión sexual en el coche que me preocupa que vaya a darle un cortocircuito al motor. Siento que le debo una explicación, y cuando empiezo a hablar, las palabras salen de mi.

— Estaba bebiendo en un parque con unos amigos cuando Matt, un tipo de mi clase de psicología comenzó a emborracharse. Estaba encima de mí,tratando de emborracharme. Comenzó a ser agresivo cuando me negué a beber, así que le rompí una botella de cerveza en la cabeza. Fue cuando llamó a la policía.

Lauren no se ha movido ni un poco desde que empecé la historia. Lo único que se mueve es su pecho levantándose violentamente hacia arriba y hacia abajo con cada respiración.

— ¿Cuál es su nombre? — Pregunta con voz áspera.

Sus fosas nasales se ensanchan debido a su respiración profunda mientras se vuelve hacia mí, tiene una mirada carnal y posesiva que me excita aún más. Parece que quisiera matarlo. Matt solo había bebido mucho y yo ya me las arreglé para romper la botella en su cabeza, pero no voy a discutir con Lauren cuando me está mirando con tanta intensidad en sus ojos.

— Matt Cialdini.

Veo sus ojos analizando mientras repite el nombre, fijándolo en su memoria. Para que hace eso, prefiero no saber. Eso es lo que los universitarios borrachos hacen a veces. No soportan su alcohol o su testosterona. Lauren nunca haría eso. Intentar emborracharme y presionarme.

Estoy harta de los universitarios borrachos, que no tienen ni idea de cómo actuar cerca de una mujer. Ninguno de ellos se compara con Lauren. Por eso me he guardado para ella. Esos niños inmaduros no son como ella.

— El no te molestará de nuevo. — Dice mirando mi cuerpo.

Me avergüenzo cuando su mirada hambrienta e intensa observa todo desde mis piernas hasta mis pechos y luego vuelven a mi rostro. No estoy asustada en absoluto por ser el foco de su mirada hambrienta. Me emociono por ello, especialmente cuando se mueve en su lugar,poniéndose dura con lo que vio.

Quizás no soy la única que tiene fantasías.

Siempre pensé que mis sentimientos por ella eran demasiado fuertes para ser unilaterales. Tenía que haber algo que viniera de su parte. Fue una buena idea llamarla. Debería haber sabido que no se enojaría. Siempre estará de mi lado. Siempre cuidará mi espalda. Ella me lo dijo una vez y yo le creí. Ella siempre estará ahí para mí. Ella siempre me salvará.

Hoy fue la primera vez que sentí que alguien estaba realmente ahí para mí.

Lauren estaba ahí para mí. Y cuando lleguemos a su casa estaré ahí para ella.

Daddy Best FriendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora