Capítulo I

417 32 9
                                    


Por fin sonaba el timbre del descanso, y todos los alumnos se levantaban para ir a buscar a sus amigos. Shun Kaido no era menos, así que, al igual que los demás, se acercó al chico de cabello rosa, Saiki, pero su amigo claramente no quería hablar con él, y tuvo que pensar en ir a hablarle a otra persona. Nendo no se encontraba allí y le daba vergüenza tener que acercarse él solo a las chicas. 

Fue entonces cuando se le ocurrió ir con Kuboyasu, había construido una amistad muy cercana con el muchacho desde que llegó, así que lo buscó por toda el aula. Lo vio sentado en su sitio. Parecía muy concentrado en algún ejercicio que se notaba que no entendía, así que Kaido se acercó para ver qué preocupaba tanto a su amigo.

-Tienes cara de no entender nada -le dijo sentándose a su lado-, ¿quieres que te ayude en algo?

-Te lo agradecería mucho -contestó Kuboyasu con una sonrisa-. Es esta parte de aquí -dijo señalando un ejercicio-, no sé qué es lo que tengo que hacer.

-¡Ah! Eso es muy fácil, nos lo explicaron el otro día en la academia, mira, primero tienes que...

Kuboyasu escuchaba atentamente. Estaba agradecido de haber podido hacer amigos a pesar de su pasado; además, ellos siempre le ayudaban siempre que lo necesitaba. Sobre todo Kaido. Sentía un extraño cariño por él que con los demás no sentía. Era, podría decirse, su mejor amigo.

-¡Ya lo entiendo! Gracias Kaido, eres muy inteligente -dijo Kuboyasu.

-Solamente tengo experiencia, Alas Negras ha viajado mucho por el mundo y ha aprendido muchas cosas, como...

Kaido empezó a contar otra de sus falsas historias, aún así, Kuboyasu no le interrumpió, de hecho, nunca lo hacía. A Kaido le gustaba que siempre lo escuchara, aunque le contara fantasías que solamente existían en su cabeza.

Después de un buen rato, terminó de hablar sobre Alas Negras y la Unión Oscura.

-¿Vamos a dar una vuelta? -propuso Kuboyasu-. Necesito estirar las piernas.

-Vale -respondió Kaido levantándose de su sitio.

Ambos salieron del aula y caminaron por el instituto hablando de los próximos exámenes que tenían y cómo iban a pasar las vacaciones después de ellos. Luego de estar un rato en silencio, Kuboyasu decidió romper el hielo.

-Oye -dijo llamando la atención de Kaido-, quería decirte una cosa desde hace tiempo.

-Dime -respondió Kaido con cara sorprendida.

-Verás, lo he estado pensando y, como ya llevamos mucho tiempo siendo amigos, quiero que me llames Aren.

Kaido se sorprendió ante las palabras tan directas de Aren. Nadie antes le había pedido que le llamaran por su primer nombre. Muerto de la vergüenza por pensar en la amistad tan íntima que había construido con Aren, empezó a tartamudear.

-Eh... va- vale. Tu pu- puedes llamarme Shun, A- Aren.

-Perfecto. Gracias, Shun.

Ahora sí que sintió cómo enrojecía, nunca nadie, aparte de los miembros de su familia, le había llamado por su primer nombre, y al escuchar su nombre salir de la boca de Aren, el estómago le dio un vuelco.

-¿Volvemos a cla- clase? -propuso Shun rojo como un tomate.

Y así volvieron a su aula para empezar con la siguiente asignatura.

· · · ·

A la mañana siguiente Shun llegaba tarde al instituto, se había quedado dormido y ahora salía de casa a toda prisa.

EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora