OdelHace unos días que mi familia y yo nos fuimos de nuestro clan y fuimos al clan Metkayina ya que estábamos en peligro.
Conocí al hijo del líder, Aonung, al principio era un idiota con mis hermanos y conmigo, incluso mis hermanos, el y sus amigos se pelearon por qué no paraban de molestar a Kiri.
Después casi hace que mi hermano se muera por un broma que le hicieron al querer disculparse, pero después de todo nos hicimos amigos y dejamos las diferencias a un lado.
La verdad es que Aonung era un na'vi muy amable si le conocías a fondo y muy apuesto.
Muchas veces había salido con el por las noches a hablar y siempre me acompañaba a mí cabaña y se despedía con un beso en mi mano.
Cada pequeño detalle que me hacía, desde darme clases personales para aprender más rápido o el simple hecho de que me acompañara a mí cabaña por las noches hacia que mi corazón de derritiera.
Mi hermana Kiri me decía que estaba enamorada y podía admitir que me gustaba pero hasta estar enamorada no lo se, ya que no sabía lo que se sentía.
Yo no creía que el sintiera lo mismo, porque bueno, el es muy guapo y esas cosas y yo solo era yo, no es que no fuera guapa porque lo era pero no lo se.
Hoy era de esas noches en las que salíamos a nadar y a quedarnos en la orilla ha charlar.
Hace días que pensaba en declararme y hoy veía la oportunidad para hacerlo así que me armé de valor y se lo dije.
-Aonung.- le llamé y el me miró y me sonrió.
-Dime.-
-Pues que hace tiempo que he empezado a sentir cosas por ti, esas cosas que no sientes hacia un amigo si no un sentimiento de amor y tenía que decírtelo porque no sé si es correspondido.- le dije yo viendo como en su cara iba desapareciendo la sonrisa.
La había cagado, no debería de haberselo dicho.
Por Eywa, Kiri por qué me animas a hacer esto.
-Bueno, es que no sé qué decirte, yo por ahora no sé qué siento.- dijo el, eso significaba que el no sentía lo mismo.
-Emm, si, no...no pasa nada, está bien si no sientes lo mismo, esto ha sido mala idea, yo voy a irme ya, en otro momento lo hablamos si quieres.
Yo me fui lo más rápido que pude.
Que vergüenza, acababa de haber sido rechazada por el chico que me gustaba.
Pasaron las semanas y Aonung y yo no hablábamos tanto, me arrepentía de haberle confesado mis sentimientos, fue una mala idea, hablé con Kiri y me dijo que no pasaba nada y que sólo dejara que pasaran unos días para que todo se calmara y no fuera incómodo, pero ya habían pasado semanas y seguíamos sin hablar de el tema.
Estaba yo sola recolectando caracolas con Tuk, mi hermanita pequeña, cuando vi que Aonung se acercó a Tuk para decirle algo que no logré escuchar, lo único que vi fue como Tuk asentía y se iba fuera del agua con Kiri quién le hacía señas para que fuera más rápido.
A los segundos ya tenía a Aonung al lado y no pude evitar ponerme nerviosa con su presencia.
-Hola.- me dijo con una sonrisa.
Yo le sonreí de vuelta y le saludé.
-Que tal estas.-
-Bien y ¿tu?.- respondí mirando a los lado para ver si algo podía sacarme de esa situación tan incómoda.
-Bien, bien, quería hablar sobre lo de tus sentimientos, aun que si no quieres hablar no pasa nada.-
-Mira Aonung, capté lo de que no sentías nada no hace falta que me lo repitas.-
-Es que de eso quería hablarte, de que el otro día me sorprendí y por eso te dije eso, me gustas Odel, me gustas mucho y me sorprendió que tú también sintieras lo mismo por eso te dije eso, claro que sabía que sentia. Pero lo único que se me ocurrió decir fue eso.-
Me quedé estática en mi lugar, si hace unos días alguien me dijera que Aonung se me iba a declarar me hubiera reído, pero aquí estábamos.
Ahora era yo quien no sabía que decir así que Aonung hizo algo que me sorprendió más, me besó.
Yo le correspondí el beso con ganas y feliz, cuando nos separamos los dos nos sonreímos.
-¿Te gusta salir conmigo Odel Sully?-
-Pues claro que si- nos fundimos en otro beso lleno de sentimientos.
Aonung y yo comenzamos una relación y no podíamos estar más felices.
Tuvimos tres hijos y pasamos los mejores momentos de nuestra vida.