Un pedacito de ti

17. Beso en la mano

—Recuerdas lo que te dije de... ¿Me estás escuchando, Arge?

—Sí.

—No lo haces —suspiró—. ¿Qué sucede?

—Me preguntaba si podría besar tu mano.

—¿Por qué?

—¿No se hacía eso en la antigüedad para saludar a la nobleza?

—Sí... Pero creí que no te gustaba nada sobre protocolos y...

—Por alguna razón siento celos de todos los que besaron tu mano.

UK sonrió.

—No es algo especial —tomó la mano de Argentina y le besó delicadamente los nudillos—. ¿Lo ves?

Pero cuando lo miró, esas mejillas estaban tan rojas que hasta era un poco gracioso.

—¿Qué sucede?

—Nada.

—Si quieres puedo besar tu mano hasta el cansancio.

El latino no admitiría que aquel simple gesto, a más de ser muy dulce, despertó una chispa extraña en su ser.