24. Siestas

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—No puedo vivir sin ti.

UK sintió el abrazo casi asfixiante de URSS, el cómo rodeaba su cuerpo entero y él solo se dejaba hacer. Sabía que URSS necesitaba un descanso.

—Lo que extrañas son mis piernas.

—Sí.

UK rio bajito.

—Y tus manos sobre mi cabello.

—Querido, me encanta acariciar tu cabello mientras duermes en mi regazo... Pero hoy estoy cansado.

—En ese caso duerme conmigo.

—¿Una siesta?

—No importa si solo son 15 minutos, quiero...

—No hace falta decirlo, URSS. Creo que ya alcanzaste tu máximo de expresar emociones por hoy —sonrió—. Tomemos una siesta juntos, querido. Eso expresa todo tu cariño hacia mí y me es suficiente.

Por cosas como esa UK se ganó el corazón silente del gran URSS.

Un pedacito de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora