Cuando éramos niñas, no fuimos grandes amigas. Pero cruzabamos palabras frecuentemente.
Con el tiempo nos hicimos más cercanas. Pasaron los años y nuestra amistad fue creciendo más y más.
Al comienzo de la pandemia, perdimos contacto. Un año después, éramos inseparables otra vez.
Siempre me ha costado hablar de mis sentimientos, por eso prefería escucharte y darte mis consejos.
Llegué a contarte algunos problemas que acontecían en mi vida, no pudimos encontrar una solución, pero hablarlo fue lo mejor.Ame esa época de mi vida.
Podía llorar contigo y no me sentía juzgada. Podíamos hablar de lo aburridas que eran las clases o qué tan difícil estaba la tarea. Cosas tan triviales, y ahora me hacen falta esas pequeñas conversaciones.
Ahora, ni siquiera puedo preguntar que tal has estado, que ha sido de tu vida...
Nos terminamos ignorando mutuamente, cuando nos vemos en la calle, nos saludamos, pero todo cambio. Ya no sabes nada de mi, y yo ya no se nada de ti.Desearía que nunca nos hubiéramos distanciado tanto, hasta el punto de ser unas completas extrañas.
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Fragmentada
أدب المراهقينLos adolescentes, pasamos por millones de situaciones que los adultos nunca van a comprender. Y preferimos callar esos problemas. Hoy he decidido sacar algunas cosas, contar ciertos fragmentos de mi vida.