Psicóloga personal

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No recuerdo cuando comencé a escuchar los problemas de los demás con mucha atención y dales soluciones que los ayudarían.

Al principio lo amaba, me encantaba poder ayudarlos.

Con el paso del tiempo, me fui dando cuenta que, algunas personas siempre llegaban a mi con los mismos problemas; las primeras veces di diferentes soluciones, pero luego me di cuenta que no me escuchaban. Siempre contaban lo mismo, y nunca hacían nada por salir de ahí.

Y, cuando yo me sentía mal, ninguna de esas personas me ayudaban. Solo seguían aturdiendome con sus problemas.

Termine dándome cuenta que, sus problemas me afectaban más de lo que podría admitir.

Decidí alejarme, me dolía no poder ayudarlos, aunque me dolía más quedarme en un lugar donde mis problemas y opiniones no eran  tomadas en cuenta.

Ese día aprendí que, no todo el tiempo voy a estar bien, yo también necesito un soporte.

Yo también necesito alguien que me escuche, y puede que no encontremos una solución, pero al menos nos reiremos de lo estúpida que soy

Y no tengo que ser la psicóloga personal de nadie 24/7.

FragmentadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora