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- Cheshire's Cat -


Dolly


Bajé el delineador negro y me recliné en el asiento. Mirando el reflejo en el espejo, sonreí con satisfacción. Ahora me veía igual que ella.

El sonido de la puerta del baño abriéndose me urgió a girarme y enfrentarme a Conejo. Salió por la puerta, con la cabeza gacha. Se me tensó el estómago. Mi Conejo había estado actuando extraño toda la mañana. Tuvimos que viajar a otro lugar. Y durante todo el viaje Conejo había estado callada. En nuestra habitación de motel, bailé y canté, pero no sonrió como hacía normalmente. En cambio, se sentó al final de la cama, afilando la espada que tenía en el bastón. Desmontó la pistola y limpió las piezas.

Intenté pensar en formas de hacerla feliz. Esta fue la única que pensé que podía funcionar. Había jugado con mi nuevo maquillaje cada día.

Llevaba los ojos de azul, rosa en las mejillas y mucha máscara en las pestañas. Me puse unas pestañas falsas, así tenía una mayor apariencia de muñeca. A Conejo le gustaba como una muñeca. Especialmente le gustaban mis labios rosas. Ella los miraba a menudo. Se lamía los labios cuando lo hacía.

Hacía que me humedeciese entre las piernas. Me hacía querer tocarme a mí misma, como hice en el baño... y en la cama con Conejo.

Pero Conejo había mantenido su distancia conmigo después de esa noche.

No me había acariciado la mejilla. No me había sostenido mientras dormía.

Ella había dormido en el suelo al lado de la cama, si es que dormía algo. La mayoría de las noches simplemente se sentaba contra la pared, mirando a la nada. Ensancharía las fosas nasales, cerraría las manos en puños, y a mí se me partiría el corazón. No sabía qué había hecho para molestarla. No quería disgustarla. Lo único que siempre quise fue hacerla feliz. Ella era la cosa más importante de mi vida.

Conejo se puso su abrigo largo, de espaldas a mí. No me había visto sentada con mucha elegancia en mi asiento. Fruncí el ceño cuando alcanzó su bastón, luego las llaves del auto. Todo menos mi maquillaje y muñeca estaba en el auto preparado para irnos.

Me alisé el vestido y me aclaré la garganta. Conejo tensó los hombros.

Me levanté, sintiendo el calor por el beso de la piel desnuda en mis piernas. Luego Conejo se giró. Cuando lo hizo, sacudí el cabello colgando sobre mi hombro izquierdo alejándolo de mi rostro.

Unos ojos tormentosos fijos sobre mí. Posé la mirada en la mano tatuada sujetando el bastón con puño de cabeza de conejo. Si ese pobre conejo de su bastón hubiese estado vivo, su cráneo se hubiese roto como un huevo. Conejo sujetaba el bastón con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos.

Sujetando el borde del vestido por ambos lados, me balanceé de lado a lado, mirándola por debajo de las pestañas.

—¿Te gusta, Conejo?

Sus fosas nasales se ensancharon, como lo hicieron sus ojos. Se pasó los dientes por el labio inferior, y vi sus partes traviesas hincharse bajo su pantalón.

—Mmmm —murmuré y me acerqué a Conejo. Se quedó quieta, aun así, observando cada paso que yo daba. Mientras caminaba, sus pupilas se dilataron y mi corazón comenzó a latir más rápido. Un hormigueo se extendió entre mis muslos, sabía que la había complacido con lo que había hecho.

—¿Te gusta, Conejo? —pregunté de nuevo y me detuve justo frente a ella. No podía apartar mi mirada de la forma en que ella me observaba. Conejo siempre me observaba de este modo. Miraba, miraba y miraba. Luego bajaría la mirada, y miraría el pulso palpitante en mi cuello. "Tu vena... -me susurraría cuando pensaba que yo estaría dormida- Tu vena... tan gruesa... tan llena..."

Tea Time! ❥ ᴊᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora