songs | julián álvarez x enzo fernández

Delito¹⁸ - Nathy Peluso

Enzo

Otra vez. Era la quinta vez que me encontraba peleando con Valentina, la había visto varias veces con un rubio alto de ojos claros, que no parecía su "amigo de toda el alma", como ella solía llamarlo. Estaba muy pegada a él y está vez había escuchado el típico "muak" que resonaba cuando le dabas un beso a alguien. Peleábamos otra vez por ese pibe.

- Cortala Valentina, ¿Por qué me mentís en la cara? - Le preguntaba a la morocha mientras ella me miraba con la típica cara de "Nada que ver".

- ¿Qué decís Enzo? Sos re fantasma hermano. - Me contestó ella mientras me evitaba con la mirada.

- Listo, después no vengas a llorarme. - Le dije mientras azotaba la puerta y me dirigía a mi auto.
Estaba muy enojado, ella me mentía en la cara y yo como pelotudo se la creía una y mil veces, pero ya no más. Me subí a mi auto, Mercedes, para ser más preciso y lo prendí.

Conducí hasta un boliche al que solía ir muy frecuentemente, necesitaba distraerme de todo lo que había pasado, y qué mejor que unos tragos para ello. Las luces de la calle eran brillantes, eran alrededor de las dos de la mañana y había bastante gente en las calles. Cuando bajé de mi auto me dispuse a entrar a aquel lugar lleno de luces y carteles que cegaban mi vista si los veía de muy cerca. No necesitaba que me revisaran ya que era muy amigo del dueño del boliche, y por ende de mucha confianza. Saludé a los guardias, los cuales tenía bastante confianza como para tutearlos. Pasé directamente a la mesa que iba todos los sábados, y por suerte estaba libre. Me senté en ella, pero al no ir con mi amigos me aburría un poco, así que fuí por unos tragos. La música estaba demasiado fuerte y era casi inaudible mi pedido hacia el bartender el cual después de repetirle tres veces un "Sex on the beach", logró entenderme. Tardó unos quince minutos mi trago ya que había bastante gente en este, tomé el vaso pero mi mirada se vió interrumpida por un chico bailando en la pista, sudando alcohol.

Julián

Me encontraba en el boliche que me obligaron a venir mis amigos, Lautaro y Lionel. A decir verdad, no era mi zona de confort. Era muy cheto para mí, la música era un tanto aburrida, pero había buenos tragos, y de vez en cuando pasaban música en español que estaba bastante decente.

- Dale aburrido, tomate unos shots. - Me insistía Lautaro mientras traía ocho shots de vodka a la mesa en la cual nos encontrábamos.

Bueno, probablemente no venga más a este boliche de tinchos, no me conoce nadie, y tengo ganas de ponerme en pedo.

Sin pensarlo mucho comencé a pasarme los shots como si fuesen agua y toda mi mesa gritaba al verme, sin ningún pudor, tragarme el líquido que quemaba mi garganta. Lionel se río de mí mientras me veía y negaba con la cabeza.

- Ahora vamos a bailar. - Lautaro me tomó de la muñeca llevándome a la pista de baile, quedando casi en frente de la barra de tragos. Al principio me daba vergüenza bailar, pero pasaban los minutos y el alcohol se iba apoderando de mi cuerpo, y me soltaba cada vez más para bailar.

Movía mis caderas de manera provocadora y cerraba mis ojos, mientras esparcía mis manos sobre todo mi cuerpo. Estaba en un gran momento, no miraba a nadie, disfrutaba de la música y mi cuerpo se dejaba llevar por aquella canción que resonaba en mis oídos, pero todo esto se detuvo cuando abrí los ojos y noté que un morocho, bastante lindo, me estaba observando desde la barra. Se le caía la baba.