Capítulo 4:No hay refugio

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El camino al campamento transcurría normal, en 7 días no tuvimos ningún acercamiento con los invasores.

Disfrutaba caminar por el bosque, nunca fui alguien a quien le gustará mucho la naturaleza, pero me gustaba la tranquilidad y admirar lo que me rodeaba, y que el único sonido fuera el que emitían los insectos y del viento. Fue el momento de paz que tanto necesitaba; lejos de la ciudad y del caos. 

En el octavo día, después de horas de caminar, nos detuvimos a descansar por la noche. Encendimos una fogata para calentarnos un poco y comenzamos a comer algunos de los alimentos en lata que habíamos empacado. El único sonido que persistía era el de las llamas del fuego que se avivaban y el de algunos insectos a los alrededores. Después de un momento me percate de pequeños sonidos, casi imperceptibles, pero pronto se intensificaron. Mi oído no fallaba, el ruido parecía ser el de hojas secas en el piso siendo aplastadas por grandes pisadas, y lo que lo provocaba se acercaba con rapidez.

Me pare de un salto. Mi vista viajaba hacia lo que nos rodeaba esperando ver lo que venía. En la oscuridad vislumbre la silueta de dos invasores que venían atraídos por el fuego y el olor de la comida. Rory y yo intercambiamos miradas, sabíamos que teníamos que retirarnos antes de que Toby ladrara o de que ellos notaran nuestra presencia.  Con sutileza tomamos nuestras mochilas y comenzamos a caminar lentamente, pero en un descuido pise un puñado de hojas. Su crujido alertó a los invasores, quienes se aproximaron hacia mi lentamente, como si disfrutarán del suspenso y del sufrimiento de sus víctimas.

Toby comenzó a ladrar e hizo que los invasores se alteraran más y lanzaran un gruñido de furia. No sabíamos que hacer, estábamos acorralados. Antes de que los invasores llegarán a nosotros, aparecieron dos jóvenes he hicieron ruidos para distraerlos.

No podía creer que eso realmente estaba pasando, que dos personas habían aparecido para ayudarnos. No podía perder el tiempo en pensar de dónde habían salido esas chicas, así que me recargue sobre Rory y comenzamos a correr tan rápido como mis piernas lo permitieron. Un fuerte dolor viajaba por toda mi pierna. Mi cuerpo estaba en un estado de alerta y mi corazón latía frenéticamente.

Las chicas corrieron en otra dirección para lograr confundirlos. Cuando finalmente llegue a la carretera junto con Rory y Toby, me di la vuelta para asegurarme de que habíamos perdido a los invasores, y así fue.

Las dos chicas aparecieron unos minutos después. Les agradecí por la ayuda.  

—No fue nada—respondió una de ellas—Debemos estar unidos en contra de esos malditos.

—Sí, tienes toda la razón—asentí mientras jadeaba e intentaba recuperar el aliento.

—Y ¿Cuáles son sus nombres?—preguntó Rory 

—Yo me llamo Alexa—respondió la chica de piel ámbar y largo cabello negro—. Y con la que acabas de hablar es mi amiga, Lara.

—Y cuéntenos ¿A dónde se dirigen?— Nos cuestionó Lara

—A un refugio—dijo Rory—. De hecho ya estamos muy cerca, y ustedes podrían acompañarnos.

Ellas voltearon a verse entre si, como si ocultaran algo.

—¿Pasa algo?—Fruncí el ceño confundida. Mis ojos viajaban entre las chicas esperando su respuesta, pero por un momento permanecieron calladas

—Lo que pasa es que…—tartamudeaba Alexa.

—Lo que pasa es que llegaron 3 días tarde, ya no existe un refugio—soltó Lara, finalmente—. Nosotras estuvimos allí. Era un búnker en la casa de nuestra vecina. Creímos que los invasores no podrían encontrarnos, pero lo hicieron, y ahora todo está destruido. Solo nosotras logramos sobrevivir.

Me senté en medio de la carretera. Lo que Lara dijo fue como un balde de agua fría. ¿Qué se suponía que haría?, no tenía otro plan ni lugar a dónde ir y no planeaba continuar con una vida nómada. Y lo peor era que la esperanza de talvez encontrar a Alex allí se había esfumado.

—Debí haber imaginado que venían del refugio, por su ropa y mochilas con suministros—las mire con mayor detenimiento ¿Cómo no lo supe antes? No es común encontrar humanos en medio del bosque, era obvio que venían del refugio—. Se puede ver que no han estado viajando por mucho, no como nosotros.

—¡Hey! No todo está perdido. Nosotras nos dirigimos a una cabaña que tengo al norte de aquí—Alexa se puso en cuclillas para verme a los ojos, parecía saber lo que sentía en aquel momento—. No es mucho, pero pueden venir con nosotras.

—Iremos—dije yo, al instante—. Es nuestra única opción, y en pocos minutos nos han demostrado que podemos confiar en ustedes.

—No lo sé, tal vez deberíamos continuar solo nosotros dos, seguir nuestro propio camino—agregó Rory algo pesimista

—No seas tonto, no podemos continuar así—reproché—. Somos un blanco facil para los invasores, ya lo viste. Ir a la cabaña nos mantendrá lejos de las grandes ciudades y de los invasores.

Rory permaneció callado por un momento, y después de reconsiderarlo finalmente accedió a que fuéramos con ellas.

—Okay, entonces ya está decidido, vendrán con nosotras. Pero antes les mostrare algo— Lara nos hizo señas con las manos para que la seguieramos.

Las seguimos adentrándonos de nuevo en el bosque, y luego de unos cuantos pasos nos encontramos con dos caballos .

—Ellos serán nuestro transporte ahora—Alexa acaricio suavemente a uno de los caballos.

—Si, y creo que tú eres la que más los necesita—dijo Lara mirando hacia mi pierna.



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