Un quirk, parecido a una maldición si no lo logras controlar.
Un villano, la única maldición irrevocable en su vida.
Un amor imposible.
"Lo mejor de la vida es arriesgarse, sobretodo cuando es por amor".
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T/n será llamada Den Igirashi en esta h...
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Creo que esta noche podría ser catalogada como la mejor noche de mi vida, el solo hecho de sentir a Dabi, de la forma que sea, me encanta.
-¿En qué piensas tanto? -La voz del azabache a mi lado me hizo volver a la realidad.
-En nada, en nada. -Mi voz era cansada, el sueño me estaba ganando y solo quería dormir.
-Ya duérmete Den. -Dijo como si hubiera adivinado lo que pensaba y sentía.
Solo pude asentir antes de acomodarme en su pecho y despjes de sentir como su brazo rodeaba mi cintura cerré mis ojos para dormirme casi al instante.
Desperté por el sonido chirriante que mi puerta hace cada que se abre. Abrí mis ojos somnolienta y pude ver a mi abuela que comenzaba a entrar a mi habitación, dejo mi uniforme a los pies de mi cama y después de saludarme se fue cerrando la puerta a su paso.
Suspiré con un extraño sentimiento recorriendo mi cuerpo, por alguna razón esperaba encontrarme con Dabi al despertar, sentir su calor en la noche, pero no fue así. Y me esta comenzando a irritar el hecho de que cada vez parezco necesitarlo más y más.
No lo podía necesitar, pero, ¿A quién engaño? Ya lo necesito más que el aire que respiro.
Algo deprimida, entre al baño y luego de darme una ducha comencé a vestirme con el uniforme, una vez ya lista baje las escaleras, y como siempre el desayuno estaba listo en la mesa. Pero por alguna razón no tenía apetito.
-Abuela ya me voy. -Dije acercándome a ella para darle un abrazo.
-Pero no comiste nada. -Me regaño apuntandome con un cuchara de palo.
-Tranquila, no tengo hambre.
Me miró pensativa, y antes de que me reclamara corrí hacia la puerta y salí por esta.
Caminaba por las calles hacia la U.A, la tranquilidad pasaba por todo mi cuerpo, o al menos así era hasta que vi a una familia caminando, se veían felices, mientras a mi me comenzó a recorrer la pena y la envidia.
¿Por qué yo no pude tener una infancia así? En donde mis padres eran felices el uno con el otro, y ambos me querían. Pero no, tenía que tener estos poderes. Y mi padre tenía que golpear a mi mamá. No podía tener una vida normal.
Estaba ya llegando a la U.A cuando dos lagrimas rebeldes cayeron por mis ojos. Cerré mis ojos y respire tratando de calmarme.
-¿Estas bien? -Escuche que me preguntaba una voz grave y ronca.
Abrí mis ojos, viendo a Bakugo a mi lado.
-Si, solo... No importa. -Intente volver a caminar hacia la entrada, pero una mano en mi brazo me lo impidió.
-Se que va a sonar raro... Pero puedes hablar conmigo. -Desvió su mirada hacia cualquier otro lado que no fuera hacia mi.
-Gracias. -El rubio volvió su mirada hacia mi, y con un gesto de la cabeza me indico que camináramos juntos lo que restaba del camino a la U.A.
