𝙼𝚎𝚎𝚝 𝚖𝚎 𝚒𝚗 𝚝𝚑𝚎 𝚆𝚘𝚘𝚍𝚜

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Steven masajeó con cuidado su cabeza, desde hace días tenía una gran jaqueca y que no pudiera sentir a su Tony no le ayudaba.

¿Cómo podría estar tranquilo sin su Omega?

Recordar su calor corporal le hacía temblar de placer, aquellos ojos tan asustadizos y su placentero aroma de café, caramelos y whisky. Tony le ayudaba a dormir, Tony, Tony, Tony SU TONY.

Lo necesitaba y sabía que el Omega lo necesitaba a él. Eran destinados, personas que nacen para vivir juntas, ni él ni nadie podía negar tener a su esposo, a su Omega y su Tony.

- Señor Rogers. - El Alfa gruñó cuando en la oscura habitación entró un leve deje de luz, del exterior se escuchaban quejidos y lamentos, Steven tuvo que procesar de quien podía ser antes de recordar su último pedido -, la señorita Sharon Carter le espera.

- Llámala como se merece, una asquerosa Omega.

Dicho esto salió de la habitación, la Omega rubia años más joven que él era fuertemente apresada por sus seguidores.

- Llámenme como lo merezco - repitió -, la nueva mujer de Hydra.

Silencio, los presentes se miraron entre ellos hasta que su líder empezó a soltar largas carcajadas de risa, todos le siguieron no muy seguros de si reír o correr del miedo. Sharon gruñó soltándose del agarre para encarar al rubio frente a ella.

- Te doy puntos por valentía, pero te los quito por no saber cerrar el pico.

- No dije nada erróneo - contraatacó -, soy la nueva Omega de Hydra, merezco respeto.

- Perdón ¿Solo por darme placer de unos minutos? ¿Por ser una pequeña piedra en mi matrimonio? 

Sharon llevó su mano hacía su vientre mientras soltaba feromonas.

- Por llevar a tu cachorro, el futuro sucesor de Hydra.

Ambos rubios compartieron una severa mirada, Steven se permitió parecer perplejo unos segundos antes de fruncir el ceño. Sin titubear se dio vuelta sintiendo nuevamente ese horrible dolor de cabeza. Necesitaba a su Omega.

- Mátenla - sentenció mientras escuchaba un jadeo de sorpresa.

- ¡Qué! ¡No puedes! ¡Soy tu... Soy tu nueva Omega!

El rubio suspiró aburrido, miró al primer seguidor que sus ojos vieron.

- ¿Le dirás tu o yo? - El Beta tembló tan rápido como dijo aquellas palabras, vio como la mente del joven se mostró en blanco unos segundos hasta que Steven se giró volviendo a ver a Sharon -, Hydra ya tiene un Omega. Mi Omega.

Tomó su arma y sin titubear disparó directo al cerebro de la rubia, ni quejidos, ni llantos, solamente silencio. Un mágnifico silencio.

El cuerpo de la Omega cayó al suelo sin vida, la sangre poco a poco brotó del pequeño orificio dejando un charco en su brillante piso. El Alfa suspiró, la maldita jaqueca lo volvería loco.

- Dijeron que Tony estaba en New York con el sargento... Estoy cansado de esperar, llévenme con él.

 Estoy cansado de esperar, llévenme con él

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𝙻𝚊 𝚒𝚖𝚙𝚘𝚛𝚝𝚊𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚍𝚎 𝚜𝚎𝚛 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚍𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora