C41 - Marcado

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Wen Mingyu fue llevado a la piscina antes de que pudiera protestar. Ni siquiera le dieron la opción de negarse.

Como el dueño de una mascota que arroja a la bañera a su mascota sucia que juega al aire libre.

Wen Mingyu tuvo una sensación extraña sin motivo aparente y, en el momento en que la sintió, se estremeció ante su propio desliz mental y sacudió la cabeza para borrarlo de su mente.

Habían recorrido todo el camino hasta casa, así que había mucho polvo. Wen Mingyu también quería limpiarse el cuerpo; es sólo que...

Miró a Mu Zhan.

El otro hombre se volvió también hacia él y, cuando sus miradas se cruzaron, ninguno de los dos hizo ningún movimiento.

Wen Mingyu no lo insinuó, sino que lo dejó claro. ―... ¿Su Majestad no va a salir? 

Mu Zhan afirmó sin rodeos: ―Éste está aquí para vigilar ―, sin inmutarse.

Wen Mingyu: ―... 

Estaba realmente comprometido con su papel, interpretando al rico comerciante lascivo hasta el final.

Nop. Aunque tampoco estaba obligado a actuar.

Wen Mingyu sonrió sarcásticamente. ―Me parece que no hay diferencia si no me baño.

¿Cómo iba a asearse delante de alguien, y mucho menos del peligroso hombre que acababa de tocarle repetidamente la forma de conejo durante un tiempo desconocido?

Mu Zhan, sin embargo, lo agarró de la muñeca. Aunque quisiera, le sería difícil retroceder.

Mu Zhan sonrió irónicamente. ―Actualmente no tienes crédito en el corazón de éste, por lo tanto, debes permanecer a su lado haga lo que haga, a menos que decidas saltarte los baños en el futuro.

Wen Mingyu se quedó sin palabras.

Mu Zhan inquirió de nuevo: ―¿Bañarse? 

No estaba bromeando, lo cual era obvio para Wen Mingyu. Permaneció inmóvil por un momento antes de volver a la realidad y preguntar: ―No importa lo que hagas... ¿debo seguir a Su Majestad cuando visite el baño? 

La respuesta de Wen Mingyu después de escuchar lo que Mu Zhan había declarado no fue en absoluto lo que Mu Zhan había anticipado. En lugar de responder, preguntó con una expresión complicada. ―¿Qué dices? 

Entendiendo naturalmente el significado, Wen Mingyu dijo una vez más: ―¿Entonces Su Majestad también tendrá que mirar cuando voy al baño? 

Una falsa mirada de sorpresa. Le lanzó una mirada incrédula, como si dijera... realmente existe tal absurdez en este mundo.  

―Cierra la boca ―, dijo Mu Zhan con severidad mientras saltaba el rabillo de su ceja.

Entonces, pareció como si no le importara entablar una conversación sin sentido con Wen Mingyu.

Extendió directamente la mano y desabrochó la cintura de Wen Mingyu. Al quitársela, la falda cayó automáticamente y las solapas se abrieron, dejando al descubierto la blanca y fina ropa que llevaba dentro. La fuerza del tirón no fue poca, e incluso se escuchó un perceptible sonido de tela rasgada. En semejante ambiente, una insondable sensación de sensualidad desbordante estaba a la vuelta de la esquina.

En el momento de la estupidez, Wen Mingyu fue despojado de todo excepto de sus prendas íntimas por Mu Zhan. En la nube de vapor caliente, la tela estaba suavemente húmeda, revelando nebulosamente una belleza inefable.

Gerbera - Amor nobleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora