12

501 32 9
                                    

27 de diciembre de 2022

—Y en esta habitación están los premios y camisetas que a lo largo de todos estos años se fue ganando.

Anto abre la puerta mientras yo grabo con mi cámara detrás de ella. Me quedo asombrada al ver demasiadas cosas, incluso mi mandíbula casi toca el piso.

—Wow hay demasiados.

—Y todavía hay espacio para más eh—dice Messi entrando en ojotas y bermudas azules.

—Siempre tan humilde—rie Anto.  Me hace señas para que me acerque y lo hago—No tengas miedo, podes acercarte más.

—No quiero romper nada. Todo esto cuesta más que mi vida.

—No te hagas problema.

—Termino de grabar por acá y preparo la cámara para la entrevista en la sala.

—Dale tomate tu tiempo. Yo voy por mis hijos que están jugando afuera—dice Messi.

Me quedo a solas con Anto, ella está sonriendo todo el tiempo y lo agradezco porque con lo nerviosa que estoy ahora mismo estaría como una hoja de calcar.

—¿Cómo se portó Lionel en su estadía en la universidad?

—Muy bien la verdad hasta me atrevo a decir que mejor que yo cuando me fui de viaje de egresados.

Nos reímos. Termino de grabar y me quedo un rato admirando los balones de oro, incluso me puedo ver reflejada en ellos.

—Ay que lindo collar que traes puesto.

Llevo una mano a la cadenita con el dije de una cámara, me la regaló Emiliano. Cuando abrí la cajita me quedé hipnotizada y tuve que enviarle un enorme mensaje de agradecimiento redactando lo hermosa que era. Después tuve un brote psicótico con delirio místico en el cual le decía que no podía aceptarla porque era demasiado para mí, pero él se negó a aceptar la devolución y me convenció de que desde ese momento en adelante me pertenece solo a mí.

—Fue un regalo.

—Me imagino que debe ser de alguien especial por como te sonrojaste.

—Algo así—rio nerviosa—¿Me puedo sacar una foto en el medio del lugar?

—Obvio yo te la saco.

—Que salgan esos balones—pido acomodando mi pelo y sonrio a la cámara del iPhone de Anto.

—Te voy a sacar varias.

Asiento haciendo diferentes poses en cada toma hasta que decidimos que son suficientes.
Una vez que terminamos acá caminamos por los largos pasillos  hasta llegar a la sala. En el sillón están Messi y sus hijos.

—Hola buenos dias—saludo educadamente.

—Hola—responden los tres ante la atenta mirada de su papá.

Me encargo de preparar todo procurando que salgamos los seis, por último les pongo los micrófonos con cuidado. La entrevista empieza y a medida que voy haciendo las preguntas ellos se van soltando cada vez más. Llega un momento donde Thiago me obliga a hacer un baile  de Fornite junto a él y no puedo decirle que no, termina tentandose a la vez que me explica cómo debo hacerlo. Mateo me enseña su colección de muñecos y Ciro el último dibujo que hizo.

Me divierto tanto que me olvido del formato que había decidido llevar a cabo durante la entrevista. No tenía planeada la participación de los tres niños, por unos largos minutos me sacaron de mi lugar de entrevistadora para ocuparlo ellos.

—Muchas gracias por recibirme, espero que lo hayan disfrutado.

—Gracias a vos por estar acá—me dice un Messi sonriente.

Caos | Emiliano MartinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora