WHALIEN 52 /// LO'AK

~Capítulo Cinco~

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Tsireya había consolado a su hermana esa noche. Shi'raya comenzó a llorar cuando llegaron a casa. Su madre se había ido al otro lado de su cabaña y las dos niñas se sentaron juntas junto a las puertas. Tsireya había decidido volver a trenzar el cabello de su hermana, sabía que a Shi'raya le resultaba reconfortante. "¿Quieres decirme lo que realmente sucedió?"

Shi'raya no dudó en derramar en silencio toda la información. Sabía que podía confiar en que su hermana no se lo contaría a nadie, así que le contó todo. Tsireya no habló, simplemente asintió con la cabeza y tarareó para mostrar que estaba escuchando. Así había sido siempre, Shi'raya habla, Tsireya escucha.

"Bueno, eso es muy interesante". Tsireya habló cuando Shi'raya dejó de despotricar. "¿Cómo es tu nuevo ikran?"

"Curiosamente, se parece mucho a mí". Shi'raya tarareó, sonriendo suavemente ante los recuerdos de su ikran que aún no había nombrado. "Todavía no le he dado un nombre".

"¿Puedo hacerte una pregunta personal?" preguntó Tsireya, girando una de sus trenzas en sus manos.

"Por supuesto."

"¿Te gusta Lo'ak?" Tsireya preguntó en voz baja, mirando por encima del hombro a su madre, que miraba con furia las hierbas que estaba triturando.

Shi'raya hizo una pausa. Ella no sabía, su cabeza le dijo que no, su corazón le dijo que sí. Se sentía tranquila a su alrededor, se sentía vista, se sentía amada. Sintió que se le revolvía el estómago cuando él la tocaba, cuando evitaba que se cayera, cuando ella lo ayudaba a aprender sus costumbres.

Estaba en conflicto.

No le importaba que sus padres y su gente encontraran poco ético que le gustara porque sabía que a su familia no le importaría. Jake era un poco duro con sus hijos, especialmente con Lo'ak, pero la habían recibido amablemente. La ven, la reconocen. Aunque no era mucho, era más que sus aldeanos. Eso significaba el mundo para ella.

Ella sonrió levemente, recordando sus momentos juntos de los últimos días. "Quizás." Ella murmuró. "No sé lo que quiero, mi cabeza me dice una cosa, mi corazón me dice otra".

"Bueno, cualquiera que sea tu decisión, hermana. Ten cuidado, por favor". Tsireya le echó el pelo por encima del hombro, cepillando los largos mechones negros con su cepillo de concha.

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A la mañana siguiente, su padre la había salvado de ser castigada, pero se le prohibió ver a Lo'ak. ¿Iba a hacerle caso? No, claro que no.

La niña había decidido pasar tiempo con Tuk ese día. La niña quería ayuda con su respiración porque no podía permanecer bajo el agua tanto tiempo como sus hermanos. "Inhala, desde aquí". Shi'raya palmeó el estómago de la niña, sosteniendo su otra mano con la suya. Tuk siguió sus instrucciones, respirando hondo. "Sostenlo todo el tiempo que puedas. No te esfuerces, si lo fuerzas, no sucederá".

Las dos chicas contuvieron la respiración juntas, Shi'raya observando a la niña de cerca para asegurarse de que no se desmayara. Cuando vio su lucha después de un minuto o dos, hizo un gesto para dejarlo ir. "Exhala lentamente, mantén tu ritmo cardíaco tranquilo". Ella extendió sus manos. "Toma mis manos si eso te calma".

Tuk agarró sus manos suavemente y lo intentó de nuevo, cerrando los ojos y recitando en su mente lo que Tsireya les había dicho sobre el mar. Se las arregló para sostenerlo por más tiempo y luego lentamente dejó escapar el aliento, desinflando su barriga y abriendo sus ojos.