Capitulo 4

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CAPITULO 4: JIANG.

—¡Necesito vendas! ¡Tú! Tráeme un paño limpio ¡Y tú, traeme los instrumentos para coser la herida de MingJue!

—¡Claro, Jóven Jiang!

Jiang Cheng.

—Ahora no Wen Qing.

—¿Vas a ayudarlo?

—Claro, sabes que le debo mi vida a Nie MingJue.

—No, me refiero al extranjero. ¿Vas ayudarlo?

—...No me queda de otra, ayudó a MingJue para que no se ahogara. Supongo que se lo debo en nombre de MingJue.

—¿Desde cuando en este tipo de situaciones respondes por MingJue?

—Desde que el grandísimo idiota se le ocurrió salvarme de la esclavitud. Caso cerrado, más bien. Ayúdame a coser la herida de este Nie MingJue.

—Oye, el extranjero también tiene una herida.

—¿Dónde? No la ví.

—Aquí —Wen Qing, una hermosa mujer y doctora señaló el sitio donde salía sangre, la herida estaba en su abdomen y también tenía una pequeña herida en la frente— No parece ser una herida de bala, tal vez se cortó con algún metal.

—Entonces desinfecta la herida ¿Es muy profunda?

—No. Normal, como la profundidad de la herida de MingJue.

—Entonces no es mucho... ¿¡POR QUÉ TARDAN TANTO!? NECESITO LO QUE LES PEDÍ.

Wen Qing se caminó hasta uno de los estantes; tomó agua oxigenada, alcohol y gasas. Caminó nuevamente hacia Jiang Cheng y les dió las cosas.

Rápidamente Jiang Cheng empezó a desinfectar la herida de MingJue.

Wen Qing suspiró e hizo lo mismo pero con la herida del extranjero.

Wen Qing suspiró e hizo lo mismo pero con la herida del extranjero

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»»Minutos más tarde««

Al fin habían terminado de coser y desinfectar las heridas. Al final, a Jiang Cheng le tocó coser también la herida del extranjero. Habían llegado otros heridos y Wen Qing tuvo que irse a atenderlos.

Wen Qing era una doctora de QiShan Wen. Pero no la valoraban, la humillaban y criticaban siempre.

Harta de eso, decidió ayudar a QingHe Nie. Al principio fue difícil adaptarse para ella, ya qué, la mayoría de los Nie la miraban con desconfianza. Finalmente, se dieron cuenta que era una buena persona, con un fuerte carácter, pero buena. Y rápidamente todos la amaron.

Jiang Cheng sacó un cigarro, lo prendió y empezó a fumar apoyado en la baranda de el balcón de la habitación de Reuniones.

—¿Cómo me habrán visto a mí cuando llegué aquí...? —Susurró

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2023 ⏰

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