Un mapa que me lleve a ti

Todo se inicia con un "Hola"

Eran las 6:00 am, tenía que levantarme temprano o Karkat me mataría.
Hice mi aseo personal pero, ni aunque tuviera tiempo para arreglarme el cabello podría manejar este peinado salvaje que tanto me distingue.
Ya no vivía con mi padre, por fin era independiente. Había comprado un departamento cerca de mi trabajo, era un buen lugar aunque en las noches se escuchaba el ruido de la vida nocturna en esta ciudad.
Actualmente trabajo como profesor en una universidad, imparto la materia de informática y matemáticas I. No soy bueno pero al menos tengo algo de respeto como docente.
Hoy era el inicio de clases y se me había olvidado por completo recoger mi traje que llevo casi como uniforme porque es el único que tengo.
Bien hecho Egbert.
Vestí con lo que tenía, unos jeans, una camisa casual de cuadros en tonos azules y converse amarillos, tome mi maletín y salí de mi hogar. Se me hacía tarde.
-¡Mierda, Egbert. Eres un holgazán!- con quien menos quería encontrarme el primer día de clases. Era un poco más bajo que yo, su traje era gris con una camisa blanca, corbata carmín y zapatos relucientes. Su expresión de pocos amigos junto con su cabello cobrizo era como ver a un vendedor de autos de los años 60's de mal humor.
-Lo siento, Karkat.
-¿Por qué estas vestido así?
-Olvide recoger mi traje... una cosa llevó a la otra y así terminé.
-No entiendo porque sigo contigo
-Ni yo lo entiendo
He salido con Karkat desde hace un año y en nuestro aniversario fue cuando nos encontramos a Dave después de mucho tiempo sin hablar con él.
Mi relación con Vantas es complicada, no se si me ama o me odia pero está ahí cuando lo necesito como un confidente. Hemos tenido sexo pero, no se siente igual. No hay pasión o sentimientos fluyendo de nuestros cuerpos, es como si fuera solo mecánico.
-Bueno, nos vemos en el almuerzo- besa mis labios y se despide entrando al campus mientras le grita a algunos alumnos que dejen de perder el tiempo.
Inhale profundo, me sentía nervioso.
"Yo soy el profesor, yo soy el profesor" con estas palabras en mente entraba al campus para buscar el salón que me tocaba enseñar la primera hora.
Había muchachos platicando en sus asientos, otros haciendo alboroto y uno que otro nervioso igual que yo.
Me adentré al salón. Todos se me quedaron viendo extraño pero nadie respetaba mi autoridad.
-Esto es lo peor...- decía susurrándome.
Coloqué mi maletín en mi escritorio y en eso había unos cuantos tipos alrededor de mi.
-¿Quien dijo que podías poner tus cosas aquí, amigo?
-...Bueno, es que yo...
-Mejor quita tus cosas de aquí porque yo mando en este lugar...- daba miedo, en verdad que daba mucho miedo.
-¡Hey Ampora, deja en paz a tu profesor!
Fijé mi vista hacía la voz y era mi colega de sección Sollux Captor.
-¡¿Profesor?!- casi todos gritaban en coro y yo solo me avergonzaba de mi mismo.
-Lo...Lo siento profesor, fui un idiota... Disculpe.- se fue a sentar a su lugar, su nombre Cronus Ampora.
-Gracias profesor Captor- decía apenado y todo esto sucedió porque no tenía mi traje.
-Solo has tu trabajo, Egbert.- se fue con las manos en sus bolsillos a impartir su clase.
Yo comencé la mía presentandome y haciendo una actividad donde escribieran sus pasatiempos y lo expusieran ante el grupo. Es tonto pero funciona perfecto para una convivencia escolar.
Durante las otras clases hice lo mismo en todos los salones hasta que dio el toque para el receso. Todos los días de clases, Karkat y yo nos veíamos en un lugar en específico para poder almorzar pero, no estaba ahí.
Después de un rato recibí un mensaje por parte de Vantas.
"Tengo asuntos pendientes"
Eso significaba que no nos veríamos hasta el día siguiente. No me importó mucho, guarde mi celular mientras caminaba hacía alguna cafetería cerca para comprar algo cuando de pronto, sentí un enorme cuerpo aventar el mio provocando que cayera al suelo.
Fue una caída algo brusca y antes de poder decir algo ya se había marchado, solo pude ver a lo lejos que era un hombre con una bata de laboratorio.
Cuando intente levantarme una mano intentaba ayudarme.
-Tan distraído como siempre...
Reconocía la voz, ese tono grave me estremeció como siempre lo había hecho, provocando que mi corazón casi se saliera de su lugar. No pude evitar mirar hacía esa persona.
-Hola, John...