Un mapa que me lleve a ti

Café sabor nostalgia

Sentía un calor insoportable en mis mejillas, mi voz temblaba y mis piernas parecían de gelatina. Todas estas reacciones las provocaba solo una persona. Dave Strider.
-Ho-Hola... Dave...- su mano seguía extendida hacia mí. Tontamente la acepté y logre levantarme del suelo, Dave solo se disponía a reírse de mi trágico accidente.
-Sigues siendo torpe al caminar- despues de un segundo soltó mi mano, yo no quería que lo hiciera, era como si mi cuerpo pidiera desesperadamente su tacto.
-¡N-No lo soy, me empujaron!
-Entonces buscare al tipo y le daré su merecido
-¡Dave, no!
-Bromeo, hombre... -dibujaba una media sonrisa en sus labios mientras parecía disfrutar del momento.- Dime ¿A donde vas?
-Bueno... Voy a comprar el almuerzo
-Te invito el desayuno
-No es necesario- mis mejillas volvían a calentarse, esto era vergonzoso.
-Hazlo por los viejos tiempos, John- pasó su brazo por detrás de mis hombros, me sujetó y me arrastró por el camino hasta llegar a la cafetería.
El lugar era de ambiente rústico, perfecto para tener un rato de charlas. Habíamos escogido una mesa más privada, estaba al final de la tienda en un pequeño rincón con una ventana que miraba a la calle.
A los pocos minutos nos sirvieron agua en vasos y nos entregaron los menús. Dave pidió Hot cakes y café americano mientras que yo pedía únicamente un sándwich de pollo y café descafeinado.
-¿Sigues con tu manía de no comer cosas dulces y horneadas?
-Primero, solo lo horneado no como. Segundo, jamás comeré los productos de esa marca innombrable y tercero, ¿Por qué me invitaste?
-Queria recordar momentos, hace años que no nos hablamos
-Es verdad... - tomé un poco de agua.
-¿Como llegamos a esto? Tu y yo... Separados
-Tu trabajo te mataba, Dave. No sabía si seguir a tu lado siendo como tu tercera almohada o terminar todo de una vez.
-Sabía que era mi culpa pero, todo mi trabajo lo hice por ti...- se rascaba la nuca algo apenado por lo que había dicho. Podía notar que estaba un poco angustiado, quería sacar todo lo que sentía pero no sabía como expresarlo. Me quede callado.
-John, durante este tiempo me he dado cuenta de muchas cosas
-¿Cómo cuales?
Se quitó sus gafas y me miró fijamente, sus ojos color rubí eran hermosos y para mí eran el peor hechizo que podían lanzarme -Quiero volver a estar contigo
-...Dave...
La comida había llegado, hubo un gran rato sin hacer ninguna conversación, lo único que había era el sonido de nuestros cubiertos y las voces de las personas a nuestro alrededor. Suspire y Dave me miro algo pensativo.
-Bueno... Sé que no me aceptaras a la primera. Pero al menos me gustaría frecuentarte más, como en los viejos tiempos. Conocernos, conversar, matar el tiempo juntos. ¿Qué dices, lo intentamos?
No dije nada mientras terminaba ni comida y pedíamos la cuenta. Mi cabeza daba muchas vueltas por esa simple pregunta, porque tenía ese miedo de volverme a enamorar de él, de llorar en soledad mientras él estaba en conciertos por su trabajo, que me dejara a un lado. Sin embargo, yo no lo había dejado de amar. Aún tenía esa pequeña llama que arde por él; como en las películas románticas que le gustan a Karkat... Karkat... ¡Karkat!
¡Cierto, estoy saliendo con Karkat! Tal vez si veo a Dave tan seguido él se enoje. ¡No quiero a un gruñón más gruñón!
¡Le diré que no, que estoy en una relación!
-Yo... No lo se...
"¡Que marica soy!"
-¿Te presiona tu pareja? Tranquilo no me meteré en tu relación...
"¡Wow, se ha vuelto muy maduro! Antes hubiera dicho: No te merece, quedate conmigo"
-... Pero si te arrancaré de él..
"Espera ¡¿Que dijo?!"
Se levantó de su asiento, sacó su cartera y pagó en efectivo. Antes de darme cuenta ya estaba en la puerta del lugar, tomé mis cosas lo más rápido que pude y fui detrás de él.
-¿Estas jugando, verdad?
-John...- me miró fijamente- No estoy jugando. Te quiero para mí, así que no importa lo que digas, te arrancaré de él.
Se estaba iniciando la tercera guerra mundial y todo por mi culpa, por un estúpido maestro llamado John Egbert.