Cap. 7

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Poco después, se podía ver como algunos soldados perteneciente a los fatui huían de la zona. la idea era volver a intentarlo tras curar sus heridas. A su par, Alice volvía al refugio donde su compañera se encontraba junto con alguien más.

- Parece que tendremos que movernos antes de lo previsto. - Decía Alice mientras suspiraba.

- Ya te lo dije, pero no me escuchaste. - Una mujer malumorada cruzaba sus brazos mientras cerraba sus ojos.

- Lo importante es que estáis bien. -

- Bien, claro que no estoy bien. Y lo que es peor, me dejas al cuidado de un bebé, un omega triste y un borracho, mientras que tú vas al encuentro de ese sexy fatui. - Ahora estaba dramatizando de más. - No es justo. -

- Oh, vamos no seas tan dramática Madeleine, además, te necesitaba aquí. ¿ Qué hubiera pasado si no coseguíamos que se marchara?- Alice tenía razón, después de todo la única capaz de sacarlos de allí en un instante era Madeleine gracias a sus poderes.

- Si, si, lo que tú digas. -

- ¿ Todo bien ? - Aparecía cierto joven de piel morena cargando a un pequeño bebé en sus brazos el cual chupaba su pequeño puño. Este parecía estar muy tranquilo en brazos de aquel adulto.

- No te preocupes querido. Ellos saben que no son rivales para nosotros. No tienes por qué preocuparte. - Alice sonreía al decir esto, mientras que Madeline no se alarmara de más, es que todo iba bien. Confiaba en la maga puesto que esta podía ver todo a su alrededor y parte del futuro, no por nada era bastante conocida, bueno por eso y por su hábito de enamorarse fácilmente.

- Se que sois personas a las cuales no se las puede subestimar, pero lo que más me sorprendió es ver al ilustre bardo de Mondstad aquí. - El nombrado sonreía. - ¿ No deberías estar protegiendo Mondstad ? - Suspiraba el bardo mientras pensaba en su tierra.

- Incluso aunque el ilustre Capitan de los caballeros de favonius diga eso, tú también necesitas ayuda. Te recuerdo que hay muchos que esperan tu vuelta con ansias. - Al finalizar la frase tomaba su lira y comenzaba a tocar una linda y suave melodía. De esta forma calmaba los ánimos un poco. Tras unos breves minutos el pequeño niño quedó dormido.

- Parece que ya se quedó dormido. - Decía Madeline mientras observaba al bebé.

- Me recuerda tanto a Klee cuando era un bebé. Es adorable, y se parece mucho a su padre. - El joven miraba al pequeño con ternura y algo de tristeza, posteriormente terminaba perdiéndose en sus pensamientos mientras que los demás tomaban té y algo de alimento. Incluso aunque tuvieran esa superioridad, necesitaban descansar y reponer fuerzas. - Esta es para ti. - Alice le ofrecía una taza de té. - Kaeya, no tienes que seguir culpándote por lo que está pasando. Ambos sabemos que no eres quien buscó estar en esta situación. -

- Aunque digas eso...-

- Creo que deberíamos cambiar de... -

- Dejemos eso para después, Alice... - Madeline cambiaba totalmente el ritmo y el ambiente. Al parecer habían vuelto antes de lo previsto.

- Ya veo, supongo que no tengo elección. -

- No. - La maga veía algo en el futuro que la hacía cambiar de parecer. - Nos vamos de inmediato. - Su rostro era de preocupación. ¿ Qué le habría mostrado su adivinación para que estuviera en aquel estado ? - Tomad vuestras cosas, es hora de marcharnos. - No discutían, tan solo hacían lo mandado. Sabían que las cosas podrían ponerse muy feas de no hacer caso a la adivina.

Escasos minutos más tarde, el pequeño grupo abandonaba el lugar para no volver. Tiempo después un grupo de fatuis hacía aparición. Rebuscaban dentro de aquel edificio, pero poco o nada encontraban, tan solo un pequeño dispositivo con forma de lo que parecería ser un conejito en una bolsa roja y con un corazón. En cuanto intentaron tomarlo, este comenzó a brillar y terminó explotando dandoles así un buen susto.

- Han escapado. Tan solo encontramos un pequeño artefacto que explotó, por lo que no tenemos nada. - Uno de los mandos intermedios informaba a Dottore. Este sonreía, aquello más que una molestia, le parecía interesante, ya que para él, el hecho del esperimento en sí era más importante que los resultados.

- No importa. En algún momento volveremos a encontrarnos, y esta vez conseguiré atraparlos. - Se marchaban del lugar tras recolectar algunos datos y recoger su equipo. El hecho de haber llegado hasta aquellas islas ya era algo fuera de lo común, pero aun así lo consiguieron, demostrando de esta forma el alcance de sus métodos.

Por su parte, el grupo de Alice viajaba a lomos de Dvalin. Cambiaban la ubicación y terminaban en casa de la adivina. El estar más de un año fuera, se notaba pues el polvo se había acumulado, aunque claro, esto no era un problema, ya que había dejado cubiertos todos los muebles del lugar. Entre todos retiraban las telas, y por último Venti usaba su poder para terminar de quitar algunas telarañas y polvo que quedaba en las lámparas y bajo los muebles. El tener a alguien que usara la visión anemo era una ventaja.

Escasos segundos tras terminar, un llanto se hacía presente. El pequeño bebé despertaba con hambre y quizás algo más. Se había portado bien hasta ese momento, pero su pequeña tripita ya no aguantaba más, era momento de comer y un cambio de pañal.

Mientras Kaeya daba el pecho al pequeñin, pensaba en todo lo acontecido durante el pasado año, en como se desmayó mientras caía del acantilado y en que lo último en su cabeza fue la sensación de estar en los brazos del alfa pelirrojo, en como despertaba días después con un brazo vendado por encontrarse roto, y que gracias a aquello no le pasó nada más. Cómo tras poder tomar algo de alimento al fin, este no conseguía mantenerse en su estómago y descubría que estaba embarazado, sabiendo inmediatamente a quién pertenecía la mitad de la culpa. También pensaba en cuanta falta le hizo esa persona durante su embarazo, y como se lo tomaría una vez se enterara, ¿ le perdonaría por no haberle dicho nada?. Y qué pasaría cuando se enterara de todo lo que escondía, era cierto que él no había escogido nada de aquello, que simplemente se lo impusieron en algun momento, pero ... Sus pensamientos cesaban al notar como Alice se acercaba y le ofrecía algo de comer.

- Debes reponer fuerzas. Ya sé que sigues sin tener mucho apetito, pero esa pequeña criatura necesita nutrirse, y eres el único que puede darle lo que necesita. - Kaeya suspiraba y sonreía, ella tenía razón, de nada valía el pensar tanto en el pasado y en cosas que todavía no llegaban. Lo que importaba ahora era cuidar de esa pequeña existencia, y la razón de mayor peso para hacer lo que estaba haciendo. Sabía que en algún momento quizás tendría que dejarlo atrás, pero no había llegado aún, y esperaba que se retrasara el mayor tiempo posible.

Terminaba la toma, hacía que el bebé soltara los gases y finalmente lo acomodaba sobre la cama para poder así comer algo tranquilamente. Minutos después, Kaeya se tumbaba junto a su pequeño y conseguía conciliar el sueño por al menos un par de horas, ya que aquel pequeño monstruito exigiría de nuevo su ración.

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