Cap. 11

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Debido a la insistencia de cierta visita, ambos se levantaban del sofá a la par que se maldecían. Por muy intenso que hubiera sido no era ni de lejos suficiente, pero era algo a lo que tendrían resignarse.
- Aquí tienes los materiales que pediste. Siento la tardanza. - Al-Haitam recibía los bultos(paquetes) donde se encontraban los mismos. Era una buena cantidad pero todo necesario. Kaveh al verlo sintió curiosidad, por lo que esperó a que la persona que los trajo se marchara.
- ¿ Qué es todo esto ? -
- Víveres y algunas otras cosas que necesito. -
- Ya veo. Pero... - el omega se percató de que este seguiría indagando, esto no le convenía por lo que...
- ¿Terminaste todo tu trabajo? - En ese momento un "mierda" resonó fuertemente en la mente de Kaveh, no, no había terminado y algunos cálculos eran necesarios para ello, por lo que no seguiría discutiendo con él. Necesitaba marcharse.
- Ahora me voy, pero... volveré en unas horas y... -
- Olvídate de ello. Termina tu trabajo y descansa. Llevas días sin dormir. - decía Al-Haitam mientras revisaba los materiales y le daba la espalda al otro. Por su parte Kaveh se alegraba un poco debido a que el omega se preocupaba, pero también se sentía un poco triste ya que esperaba que su respuesta fuera otra.
El rubio terminaba por acercarse y abrazarlo desde atrás, para aspirar su aroma una última vez y decirle - quiero que vivamos juntos.- pero esta vez el omega no contestaba, tan solo paraba sus manos pero no articulaba sonido alguno. Kaveh besaba su nuca y finalmente lo soltaba para marcharse.
En ese momento Al-Haitam se encontraba en una encrucijada. El tener lejos a su idiota le había pasado factura, y en ese momento no había algo que deseara más que tenerlo cerca, aunque no era el momento, debía mantener en secreto la estancia de Kaeya y su pequeño bebé, era su misión y prioridad en este momento.
Un suspiro de resignación y derrota salía del escriba, su cabeza quedaba gacha y su mirada estaba perdida en sus pensamientos, tal era su falta de atención a su alrededor, que no se percató de cuando el moreno se acercó hasta donde estaba él, y tocó su hombro sorprendiéndole en el acto.
- ¿ Todo bien? - Al-Haitam solo asentía. No estaba bien, y su cara lo delataba en ese momento. Para alguien que por lo general no es precisamente como un libro abierto, en ese momento su actitud dejaba entrever demasiado su situación.
Gracias a la ayuda de Kaeya, todos los suministros fueron organizados en su lugar. El tener a alguien más en casa tenía sus ventajas después de todo, y aunque su situación también se complicara debido al mismo, no era algo que pudiera solucionarse por el momento. Era cierto que el hecho de que estuviera viviendo ahí desde un principio se debía a Kaeya, pero también era cierto que el otro no buscó encontrarse en aquella situación desde un principio. Estaba seguro de que si las cosas fueran de otro modo, esa persona estaría al lado del padre de ese pequeño, y no a kilómetros de distancia como se encontraba ahora.
De un momento a otro, el ligero llanto de un bebé podía oírse. Era su hora de comer y se hacía notar, a penas tenía un par de meses pero aún así tenía un fuerte carácter en aquellos momentos, por lo que Kaeya se apresurada a amantarlo. Lo tomaba entre sus brazos y abría su camisa para dejarle el camino libre al pequeño glotón. Al observar cuan tranquilo estaba mientras comía este sonreía y se percataba de que era observado con mayor atención en esta ocasión.
- Puedes preguntar lo que quieras. De todas formas no tenemos nada mejor que hacer. -
- No es... -
- Me imagino que es referente al padre. -  Al-Haitam desviaba la miraba a la par que soltaba un pequeño suspiro.
- Tan solo pensaba en lo difícil que debe ser criar al pequeño sin su otro padre, eso y que probablemente lo eches en falta más de lo que pudiera imaginar. - Kaeya reía, si, el tenía razón. Era muy complicado y no negaría que lo echaba de menos con cada fibra de su ser, pero el mantener a salvo a su bebé en ese momento era su prioridad.
- Puede, pero no más de lo que tú echas de menos a esa persona. Puedes pensar en el hecho de que yo estoy en una región que se encuentra a kilómetros de distancia de mi pareja y tú solo a unos metros, pero eso no importa. Igualmente le necesitas, lo sabes y es difícil, y aún más cuando tu deber te lo impide. - Kaeya tenía razón, o eso pensó por un momento, pero la verdad esque se equivocaba.
- De todas formas en algún momento todo esto terminará. - por fin Al-Haitam mostraba un semblante algo más tranquilo. - Y ambos retomaremos nuestras vidas. - El otro asentía y notaba como el bebé dejaba de tomar leche y se metía su pequeño puño en la boca. Parecía satisfecho, así que aprovechando la situación, intentaba dormirlo para poder tomar un baño. Cosa que no parecía tan sencilla, ya que al parecer el bebé no tenía ganas de irse a dormir, en lugar de ello prefería jugar.
Al final Kaeya intentaba dejarlo sobre una improvisada cuna para que no fuera a caerse, para poder tomar ese tan necesitado baño, sin embargo el pequeño no lo dejaba. El padre suspiraba, ¿qué iba a hacer con él?, el pequeño monstruito no lo dejaría, a no ser...
Minutos después se podía ver a Al-Haitam preguntándose cómo había terminado en aquella situación. Un desesperado e impaciente Kaeya se lo entregaba para probar, y al parecer funcionaba. El bebé no lloraba, sino todo lo contrario. Supusieron que era debido a que el otro era capaz de mantenerse tranquilo.
Tiempo después se podía ver como el pequeño hacía ruidos de lo más adorable mientras que no paraba de babear, lo cual finalizaba con hacer algo de gracia a Al-Haitam, quien terminaba sonriendo de manera genuina. Era tierno verlo, y de seguro su alfa se derretiría si viera aquella escena para la que aún no era el momento, pero si para un cambio de pañales y un buen baño al pequeño.

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