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Han pasado más de una semana desde aquel día. Silvia me llevó al médico para que me revisaran. No me tuvieron que dar puntos en ninguna herida pero si me las desinfectaron y curaron. Me recetaron pomadas y medicamentos para el dolor y las cicatrices.

Todavía me duele todo el cuerpo. Mis heridas se van curando poco a poco gracias a las curas que me hago a diario. Los moratones han pasado por diversas tonalidades, ahora son amarillo verdosos, lo que significa que desaparecerán dentro de unos días.

Cojo la que me voy a poner para ir al instituto, me he estado poniendo pantalones largos que cubren las heridas y hematomas de mis piernas.

Me hago una coleta alta, guardo los libros que utilicé ayer y salgo de casa. Estos días he ido en transporte público al instituto, no he llamado a Damián aunque Silvia me dijo que lo hiciera. Prefiero ir por mi cuenta aunque tenga que depender de los tediosos horarios del autobús.

Le escribo a Alishon para decirla que ya voy de camino. Hemos estado quedando estos días, nos estamos convirtiendo en buenas amigas. Hacemos los deberes y trabajos juntas incluso los que no son grupales. Cuando termino recibo un mensaje de la persona que hace que mi corazón se acelere.

- Buenos días, te echo de menos. - Sonrío

- Buenos días, yo también te echo de menos.

- ¿Te puedo llamar esta tarde?- Estoy a punto de tener una taquicardia

- Sí, tengo ganas de escuchar tu voz. - Me arrepiento al segundo de enviarlo, sé que ha sido demasiado cursi.

- Mejor una videollamada, yo tengo ganas de verte. - Noto como mis mejillas están ardiendo. - Pasa un buen día en el instituto.

- Vale, que no te aburras mucho en clase.- Guardo mi móvil cuando el autobús llega a la parada, me bajo y veo a Alishon esperarme como cada mañana.

- Hola- la saludo.

- Hola- se levanta del asiento.

- ¿Qué tal tus heridas? ¿Ya estás mejor?

- Sí aunque todavía me duelen.

- En pocos días seguro que te dejan de doler.

- Eso espero.

- Si no te hubieras hecho la heroína - dice riendo

Tras diez minutos llegamos al instituto, Alishon me contó que en nuestro instituto hay varios grupos. Por un lado, están las "Guays", diez chicas que se creen superiores al resto por el dinero que tienen sus familias. Se dedican a criticar a los demás. Hay algunos chicos y chicas de clase que se dejan influenciar por ellas a sabiendas de que si no lo hacen los dejaran de lado.

Por otro lado, están los "populares", ocho chicos y seis chicas. Alishon me dijo que desde que empezaron el instituto siempre han estado juntos. Aunque parecen majos no dudan en hacerte la vida imposible si te metes con ellos.

Ante las advertencias solo me he relacionado con ellos lo justo. Vanesa, la líder de las "Guays" intentó que me uniera a su séquito pero al ver que yo no tengo nada de lo que le interesa desistió y no ha vuelto a dirigirme la palabra. Lo agradezco ya que por lo poco que la conozco he podido ver como se ha reído de más de la mitad de la clase y cómo los utiliza a su antojo.

Alishon fue amiga de Vanesa cuando eran pequeñas pero cuando creó su grupo el primer año de instituto la dejó de lado. Para ella, no cumplía los requisitos necesarios para ser su amiga y no quería que la relacionarán con la "rara" de la clase. Me sorprende pensar que una persona como es Alishon haya podido ser amiga de Vanesa.

El timbre suena y me saca de mi ensoñación. Las dos primeras horas son un suplicio, a quién se le habrá ocurrido poner Historia y Filosofía seguidas. Los profesores nos hacen copiar seis hojas de apuntes todos los días mientras que ellos dan la clase. Aunque las asignaturas son interesantes, me agobian, tengo que escribir muy rápido y prestar atención a la vez. Según ellos nos están preparando para la universidad pero tengo claro que no saben organizarse y dar la clase bien.

Cuando me quiero dar cuenta faltan cinco minutos para terminar la tercera clase, matemáticas. La profesora nos manda resolver diferentes ejercicios por parejas todos los días. Alishon y yo los hacemos juntas, obviamente, aunque le tengo que explicar la mayoría. Me dí cuenta de que se le dan mal las mates así que hicimos un trato. Yo la ayudo con esta asignatura y ella a mí en inglés.

- Creo que me va a explotar el cerebro. - Se lleva las manos a la cabeza frustrada.

- No es tan difícil, ya casi lo hemos resuelto. - Me río.

- Eso mismo has dicho hace cinco minutos y seguimos haciendo operaciones.

- Solo queda despejar la X y tenemos el resultado. - La animo y terminamos de resolver el problema. - Ves, no era tan difícil.

- Lena hemos estado quince minutos con el dichoso problema. - Tira el boli encima del cuaderno.- No me gustan las matemáticas.

- Porque este es un problema difícil, una vez que hagas cuatro o cinco más no vamos a tardar ni cinco minutos. - Recogemos nuestras cosas para ir a la cafetería a almorzar.

- Si no fuera porque tenemos examen dentro de poco no haría ni uno.

La cafetería está en la planta baja del edificio, los estudiantes nos concentramos allí en la hora del recreo para coger algo de comer, la mayoría almorzamos allí pero hay algunos que salen al patio o los jardines.

- ¡Hola!- se nos acerca Iria- ¿qué tal vuestras clases? Yo me quiero pegar un tiro.

Iria es amiga de Alishon desde hace un par de años, la conocí el segundo día de instituto al salir de clase. Es risueña, muy maja, alegre y como no, otaku. Está enamorada de los BL y de toda la industria asiática en general y de los coreanos en particular. Aunque no está en nuestra clase, coincidimos con ella en el recreo.

- Aburridas- contesta Alishon dando un mordisco a su sándwich.

- Pensar que ya nos quedan tres horas para terminar las clases. - me rio.

- Menos mal que es viernes. - suspira Iria abriendo el paquete de galletas - este fin de semana voy a hacer un maratón de Sekaiichi Hatsukoi.

- ¿No te cansas de ver BL?- dice Alishon riendo.

- No, en serio tenéis que ver uno. - nos mira emocionada- os van a encantar.

- Prefiero seguir con mis Shōjo tradicionales. - me río.

- Yo no quiero entrar en ese mundo que luego no salgo. - dice Alishon riendo conmigo.

- Pues vosotras os lo perdéis de verdad. - Iria vuelve a suspirar- no sabeis como se dan como cajón que no cierra.

- ¡Iria!- gritamos las dos ante el comentario de nuestra amiga.

Antes de terminar la conversación suena el timbre anunciando el final de nuestro tiempo libre.

- A la hora de la salida esperarme y hablamos sobre el tour por la ciudad- dice Iria, nosotras asentimos con la cabeza y nos alejamos en dirección al aula.

Solo quedan dos horas de clase y seré libre. Por fin hoy volveré a escuchar su voz y le veré después de varias semanas. 

Creo que estoy enamorada de él.

Huyendo de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora