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Abro los ojos y me topo con el cuerpo desnudo de una mujer. No me acuerdo como se llama, pero no me importa lo más mínimo. Me voy a ir antes de que despierte como siempre. No me interesan las relaciones, nunca me he enamorado ni tengo intención de ello.

Me levanto lentamente de la cama, no quiero despertarla y que me monte la típica escena de mujer despechada. Siempre lo dejo claro, solo quiero sexo, pero parece que nunca lo entienden.

Consigo salir de esa habitación de hotel que reservé con un nombre falso para que no puedan contactar conmigo. Reviso mi móvil, solo tengo mensajes de mi mano derecha, Luca. Me informa de que el  envío de ayer salió bien. En pocos días toda la mercancía estará distribuida por toda Europa.

Al llegar a mi deportivo me cambio la camisa negra con olor a colonia barata por una limpia. Conduzco hasta mi empresa, de alguna manera tengo que blanquear el dinero negro. Al principio me era más difícil tener esta doble vida, pero al pasar los años me fui acostumbrando. A ojos de la gente soy el director de una de las mayores empresas de tecnología del país, pero muy pocos saben que también soy el líder de la Costa Nostra, uno de los clanes más poderosos de la mafia italiana.

Mi vida dio un giro de ciento ochenta grados cuando cumplí once años. Mi padre me explicó por qué a veces nos atacaban y teníamos que cambiar de residencia cada dos por tres. Fue entonces cuando empezó mi entrenamiento. A los dieciséis años ya me había convertido en una máquina de matar y, ese mismo año, asesiné al primer hombre.

Cuando mi padre cumplió los cincuenta y seis la Bratva lo asesinó a sangre fría. Yo tome el mando de la organización, fueron años duros. Los jefes de las familias italianas no creían que un joven de veinte años pudiera ser el líder. Les demostré que nadie ocuparía el puesto de mi padre dejando encima de la mesa de reuniones las cabezas de sus asesinos. Ocho años después aquí estoy, sacando adelante el negocio familiar.

Dreamer Technology es la empresa que creó mi padre para blanquear el dinero negro que generaban las drogas y armas que vendía. A día de hoy es una de las empresas más importantes de tecnología.

- ¡Buenos días, señor Bianchi! - Mi secretaria se levanta dando el informe trimestral de la empresa.

- Gracias Miriam- contesto viendo como se sienta de la forma más provocativa posible.

- Le está esperando el señor Milano en su despacho- dice dejándome ver su escote. Asiento y entro en mi oficina.

Sentado en el sofá de cuero me encuentro a Luca, vicepresidente ejecutivo de la empresa. Somos amigos desde que éramos unos críos.

- ¿Qué tal la noche?- pregunta guardando el móvil. - ¿Algo interesante?

- Como siempre - respondo tirando los papeles en la mesa y sentándome en mi sillón.

- Noche de sexo duro. Entonces estarás de humor para la junta de hoy y la reunión con la gente de Cassano.

- No, pero tenemos asuntos importantes que resolver.

Tras repasar los asuntos de los que se tenían que hablar en la junta de la empresa nos dirigimos a la sala de reuniones, donde nos estaban esperando los diez directores ejecutivos.

Dos horas después, salimos de la dichosa sala que tantos dolores de cabeza me ha dado. Antes de entrar a mi oficina le comunico a Miriam los informes que debe entregarme mañana.

- Tenemos una reserva para comer con los Cassano en el hotel de siempre. - Comenta Luca sentándose.

- Bien, espero que no se alargue la reunión, no estoy para escuchar las mismas tonterías de siempre. - digo revisando mi móvil.

Huyendo de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora